Técnicas Medioambientales: ¿Cómo Se Logra Generar Energía A Partir De Residuos?
Existen diferentes métodos para lograrlo. El común denominador es que todos aprovechan materiales desechados para disminuir el nivel de contaminación.
A partir de la basura también es posible obtener electricidad y calor. Los sistemas para lograrlo pueden ser diferentes, pero el objetivo es el mismo. Este tipo de energía renovable se puede conseguir mediante tecnologías de tratamientos térmicos de los residuos o como resultado de un proceso biológico que genere biogás.
La primera es una técnica que se usa mucho en los países nórdicos de Europa, que lograron reducir tanto su nivel de basura gracias al reciclaje que tienen que importarla de sus vecinos. En Suecia, por ejemplo, estos residuos se queman y así se logra calefaccionar más de 800 mil hogares y dar electricidad a más de 250 mil.
En las plantas de Noruega, el proceso tiene varias etapas. En primera instancia, se dividen los materiales. Un lector óptico separa las bolsas por color y cada uno indica lo que hay adentro. En las azules, están los plásticos, con materiales que se reciclan. En las verdes, restos de alimentos que se usan para obtener fertilizantes y biogás. Las blancas son la que se incineran.
La combustión de estos residuos permite que se produzca energía. El calor hace hervir el agua de un contenedor y el vapor que se genera hace que se mueva una turbina que emite electricidad y además alimenta la red de calefacción urbana. Después de este proceso, el 20% de la basura que ingresó se convierte en cenizas que son enterradas en rellenos sanitarios.
Con otro modelo diferente, en la Argentina, Ceamse trabaja para obtener biogás y producir energía eléctrica que se inyecta en la red nacional. La empresa estatal tiene en la actualidad dos plantas que realizan este proceso y espera inaugurar dos más en los próximos meses.
El mecanismo consiste en aprovechar la basura que está enterrada en los rellenos sanitarios y obtener biogás. Luego, lograr que este genere energía. Para hacerlo se deben seguir determinados pasos que producen que el resultado sea óptimo.
Desde el año 2007 se empezaron a desgasificar todos los rellenos, según lo establecido en el protocolo de Kioto. Se extraía el biogás y se lo quemaba en una antorcha de llama oculta con temperatura controlada. El objetivo era reducir las emisiones dañinas para la atmósfera ya que el metano contribuye 23 veces más que el dióxido de carbono al efecto invernadero. Al quemar el gas, este se reduce a dióxido de carbono, que es menos contaminante que el metano.
En el año 2012, el biogás se empezó a utilizar para generar energía con las plantas de las centrales San Martín y San Miguel, que producen 5 y 10 megawatts respectivamente.
“Un 40 o 60% de los residuos domiciliarios son de tipo orgánico”, explicó el ingeniero Marcelo Rosso, gerente de nuevas tecnologías de Ceamse, y comparó los rellenos sanitarios con “un molde de budín inglés, impermeabilizado”. Una vez que ese espacio se cubre, se producen cinco etapas de descomposición. “La última es la que se conoce como metanogénica. Los residuos orgánicos, al descomponerse por la actividad bacteriológica, bacteriana y demás, generan lo que se conoce como biogás, que es una mezcla que tiene aproximadamente 50% de metano y 49,999 de dióxido de carbono, más pequeñas trazas de otros compuestos”, indicó Rosso.
Para generar energía, se capta el biogás y se lo depura. Primero, se le quita la humedad mediante un enfriado brusco. Luego se le quita el material particular, todos los elementos que puedan estar en suspensión, y los siloxanos. Una vez que está libre de impurezas, se lo envía al motor de combustión interna. “El alternador es el responsable de la generación de la energía eléctrica”, describió Rosso.
En ese punto, la energía se genera en baja tensión. Luego, pasa por una estación de control y de monitoreo de la operación y se envía a un transformador que la eleva a media tensión. “La energía va por un cable soterrado que pasa por debajo del río Reconquista, del arroyo Güemes, del Camino del Buen Ayre, y que finalmente llega al punto de acometida, donde se inyecta en el sistema interconectado, de forma tal que la energía que estamos generando se puede consumir tanto en La Quiaca como en Ushuaia”, completó el especialista.
Los 15 megawatts que se producen en las dos plantas, a partir de los residuos, sirven para abastecer el consumo de una población de 100 mil habitantes. Se espera que con las dos nuevas centrales que se proyectan, ese número se eleve a 170 o 200 mil, lo que equivaldría a una ciudad como Neuquén o San Rafael, en Mendoza.
Este sistema reduce los gases nocivos. Si los residuos permanecen sin tratamiento, el gas va a la atmósfera. Para alivianar ese efecto, el protocolo de Kioto instauró que se queme en antorcha de llama oculta. “Una instancia superadora es quemarlo pero generando energía eléctrica”, indicó Rosso.
El proceso descripto es igual al que se usaba en Europa hace unos años, según explicó el ingeniero. La tecnología empleada es la similar pero aggiornada por el paso de los años, con motores más eficientes.
Los modelos mencionados son muy diferentes pero ambos coinciden en la utilización de residuos para generar energía y lograr así que la contaminación ambiental sea menor.
Clarín