Acciones frente al cambio climático

Una manera en que la naturaleza se manifiesta frente a las modificaciones de la atmósfera –lo que conocemos como cambio climático– es una realidad que ya nadie puede ignorar. Y provoca o arrastra consecuencias sociales, económicas y ambientales que se hacen ver y sentir de diferentes maneras. En este caso particular, lo hemos visto en las Sierras Chicas en forma de desastre y catástrofe sin precedentes.

Se define como “desastre” aquella circunstancia donde no se tiene una solución inmediata para afrontar el problema. Siempre hay un antes, un durante y un después.

El antes es todo lo que hace a la prevención.

El durante es la situación de emergencia que debemos afrontar a través de los elementos que el Estado y la sociedad tienen para actuar.

El después es la forma de enfrentar las consecuencias de la mejor manera posible. Por desgracia, no siempre estamos preparados.

El agua fluye

Los desastres naturales –que normalmente se dice que son a consecuencia del desarrollo o del mal desarrollo– son tenidos en cuenta como la suma de varios tipos de amenazas. Y el grado de vulnerabilidad de la comunidad a la que afecta se debe a la implementación i­nadecuada de políticas públicas o a la falta de ordenamiento territorial para enfrentar mejor los riesgos de desastres.

En las inundaciones ocurridas en la zona de las Sierras Chicas, el fenómeno lo produjo el agua.

Una de las propiedades fundamentales de este compuesto es fluir, y lo hace con la mayor libertad. Esta propiedad es la que le permite ocluir oxígeno del aire entre sus moléculas, lo que permite la vida en ella.

Si le quitamos la posibilidad de fluir libremente, se desordena; es decir, acumula ese poder energético en una entropía y trata de liberarse por donde pueda. Es ahí cuando se produce el desastre.

Es muy importante tener en cuenta esta propiedad que tiene el agua cuando se planifica un ordenamiento territorial, una edificación, un dique, etcétera, dado que el agua busca cauces que naturalmente tiene.

En la provincia de Córdoba, históricamente, hemos tenido estos problemas: la necesidad de construir la Cañada, la inundación de San Carlos Minas en 1992, la crecida del arroyo de Alta Gracia. Es natural que se produzcan inundaciones o crecidas cuando el río se encajona y busca seguir fluyendo.

Respetar la norma

Los cambios que hoy tenemos sobre el comportamiento del clima se dan fundamentalmente en el régimen de las precipitaciones. Debido al cambio climático se afectan la frecuencia, la intensidad y la magnitud de las inundaciones de una manera imprevisible.

El uso del suelo, la deforestación, la urbanización fuera de norma, los asentamientos espontáneos en zonas vulnerables y los incendios forestales acentúan el riesgo de inundaciones. Frente a esto, es importante tener un buen diseño de planificación de gestión preventiva para reducir los riesgos y las amenazas.

Existen normas que, de respetarse de manera estricta y sin concesiones, evitarían este tipo de desastres.

Cuando se plantea una norma, se tiene en cuenta la prevención, pero si la norma no se respeta como corresponde, aumenta la amenaza y con ello la probabilidad de que el riesgo se produzca.

La Gestión Ambiental como disciplina

La Gestión Ambiental es una materia excepcional dado que agrupa interdisciplinariamente a varias de las actividades que el hombre puede provocar sobre el medio.

Tiene en cuenta el agua, el aire, el suelo, la flora y fauna, la manera en la que se ordena el territorio, la manera en la que el hombre debe relacionarse con su medio y con sus pares, la sociología, la termodinámica, los vectores urbanos, etcétera.

No hace falta saber diseñar un dique o el grado de producción que tiene una fábrica y cuánto contamina. Pero es necesario conocer cuáles son las consecuencias de inundar una zona, de establecer a una población en un lugar que no corresponde, qué hacer con los residuos, cómo cuidamos el ecosistema y tratar de contaminar menos con nuestras actividades.

Los gestores ambientales están preparados para resolver cuestiones relacionadas con el medio ambiente y la calidad de vida de las personas.

Son capaces de comprender la complejidad de los fenómenos ambientales, la multiplicidad de variables que interactúan, proponiendo para sus manejos medidas científicamente fundamentadas.

Por ejemplo, durante 2014, María Paula Fabre y Giuliana Beltramone realizaron una tesis de grado a la que titularon “Plan de gestión integral de inundaciones basado en el riesgo de desastres por crecientes repentinas en la localidad de Unquillo”.


Por: Alberto Ferral
La Voz

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