Reciclaje peligroso: un programa oficial busca evitar el mal uso del aceite vegetal

Se le paró enfrente y le dio un cabezazo. Mauricio, que tiene 27 años y había cargado el aceite de cocina usado en la camioneta, cayó desplomado frente al McDonald’s de Pinamar. En el piso, el agresor, de unos 50 años, siguió pegándole con una vara. Después de los golpes le avisó que era una amenaza: «Decile a Flavio que si lo veo por acá de nuevo lo voy a matar a él, a vos y al chofer». Es lo que narra Marcelo en la denuncia del 11 de noviembre pasado en la comisaría de ese municipio de la costa. Flavio es Flavio Porcile, su jefe, el presidente de RBA Ambiental, la principal empresa de recolección de aceite usado de la provincia de Buenos Aires. La firma tiene un acuerdo para recoger el aceite usado en esa cadena de comida rápida, un preciado botín para muchos recolectores informales.

La disposición final del aceite usado es un problema. Reutilizarlo puede resultar cancerígeno. Si se tira a la red cloacal, tapa las cañerías y contamina el agua. Acopiar ese aceite vegetal podría resultar un negocio: sirve de materia prima para producir biodiésel y hay acopiadores que pagan entre $ 1 y $ 5 por litro. Para organizar esa disposición final, el gobierno provincial lanzó en 2009 el plan Bio, que alienta a través de los municipios la recolección del aceite en casas, locales gastronómicos e industrias alimentarias. Pasó de recuperar 100.000 litros en 2009 a 1.000.000 de litros el año pasado mediante una red que incluye a 80 municipios.

El programa convive con transportes que recogen aceite por su cuenta y recolectores informales que lo venden con destino incierto, que puede ser la fabricación de biodiésel, productos de limpieza, pesticidas y aceite clarificado que luego se vende a granel o embotellado.

Ese desorden se da básicamente por dos cuestiones. Primero, porque hay un volumen de aceite usado que supera a las redes del plan provincial: cada uno de los más de 6.000.000 de habitantes bonaerenses desecha cerca de 10 litros de aceite usado, es decir, 60 millones de litros, por año, 60 veces más que lo recuperado por el plan Bio. En segundo lugar, porque hay pocos controles de los municipios adheridos y no existe una reglamentación de la actividad, lo que genera que una persona inscripta como simple transportista se sume a esa logística y que un restaurante la elija porque pasa más seguido o le paga algunos centavos.

«Al no existir una normativa, hay un mercado informal. Recibimos inquietudes que advierten que el aceite podría ser recolectado para ser filtrado, clarificado y vuelto a embotellar, lo que es un disparate desde el punto de vista de la salud, ya que tienen componentes cancerígenos, como radicales libres y acrilamidas», reconoció Natalia Raffaeli, coordinadora del plan Bio.

Raffaeli adelantó que se trabaja en la redacción de una resolución del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible que regule la recolección y el tratamiento del aceite usado y que entre en vigor «este año». Entre otras obligaciones, «creará un registro de transportistas, acopiadores y empresas de tratamiento en toda Buenos Aires».

La necesidad de una reglamentación es evidente por cuestiones ambientales y por ser una actividad que genera cada vez más recursos. Los grandes generadores de aceite usado, de rotiserías a fábricas de papas fritas, están obligados a garantizar su disposición final sustentable. Además, porque según la ley 26.093, el combustible diésel tiene que estar cortado con 10% de biodiésel, algo que ocurre en muchas partes del mundo. Ese biodiésel puede fabricarse a partir de aceite de soja o de cocina usado. De hecho, un litro de biodiésel se puede lograr a partir de 1,2 litros de ese aceite usado.

«Tenemos 10 transportes propios y 15 tercerizados. Algunos trabajan para Bio y otros, por nuestra cuenta. Existe un mercado informal y no hay certezas en torno de adónde va a parar esa mercadería. En la calle no hay controles que impidan el trabajo de recolectores no habilitados», señaló Flavio Porcile, presidente de RBA Ambiental, que tiene una planta de tratamiento en Bella Vista, donde por mes procesa más de 1000 litros de aceite acopiado en todo el país y luego exportan como materia prima para fabricar biodiésel. RBA tiene acuerdo con McDonald’s, Burger King, McCain, La Serenísima, Carrefour, Coto, Disco y Jumbo.

Porcile dijo que no es la primera vez que agreden a un transportista de RBA para quedarse con el aceite y contó que los recolectores informales «le roban» el 30% de lo que debería recolectar RBA, según los acuerdos que tiene.

A Bio están adheridos a través de los municipios unos 2000 locales gastronómicos e industrias bonaerenses. «En nuestra región hay 2000 locales gastronómicos», contó Antonio Papasidero, presidente de la Asociación Empresaria del Noreste de la provincia, que agrupa a comercios de Vicente López, San Isidro, San Fernando, Tigre, San Martín, Malvinas Argentinas, Pilar, Escobar y Exaltación de la Cruz. Papasidero denunció que muchos gastronómicos de esa zona «están advertidos de que existen aceiteros que mezclan aceite usado con nuevo».

En los distritos en donde funciona el plan hay unos 130 puntos de acopio, como oficinas municipales o supermercados, a donde los vecinos pueden llevar el aceite usado. El tema es que ni el municipio ni la provincia pagan por ese aceite, ya que el acuerdo establece que la empresa que se queda con el aceite tiene que hacer una donación a una ONG de $ 0,50 por litro de aceite.

Sin embargo, hay acopiadores que les pagan a los recolectores informales $ 1 por litro y hasta $ 5, en caso de entregarlo limpio y filtrado. «Lo que les ofrezco a los vecinos que me quieren reservar el aceite es un regalo: jabón líquido. En San Miguel tengo adheridos 50 comercios y 50 particulares. Por semana recolecto 500 litros y se lo vendo a una empresa que produce biodiésel. Hay recolectores que se lo venden a fabricantes de pesticidas y artículos de limpieza», contó Diego Alcántara, que dice estar habilitado como transportista y ofrece su servicio por Facebook.

En San Isidro, unos 150 locales gastronómicos reúnen el aceite usado y lo donan a la Fundación Reciduca, que tiene acuerdo con ese municipio y con RBA, que a cambio ayuda a sostener un programa de becas para estudiantes. «A veces vamos a conversar con comerciantes para que se sumen y nos dicen que no quieren porque tiene un recolector que les da una retribución. Intentamos explicarles es que un mercado informal no puede dar garantías de la trazabilidad del proceso», señaló Santiago Martiré, responsable del programa en Reciduca.

«En agosto pasado sacamos una ordenanza que obliga a los comercios gastronómicos a inscribirse en el programa. Así pasamos de cinco a unos 20 locales», señaló Italia Fabiano, directora de Gestión Ambiental de 9 de Julio.

En Vicente López obligan a los restaurantes a presentar un certificado de la disposición final del aceite, algo que brindan los recolectores que en ese distrito trabajan en el plan Bio. «De 20.000 litros que se reunían en 2009 pasamos a 34.000 el año pasado», detalló Raúl López Presa, secretario de Fiscalización y Control de Vicente López.

En el medio de este tironeo, sin un marco claro, están los vecinos y los comerciantes. «Hace años que vienen a buscar el aceite. Al principio nos lo compraban. Después lo retiraban gratis. Ahora simplemente pasa un recolector cada 30 días y se lleva el tacho de 200 litros», cuenta Eliseo Di Paolo, dueño del restaurant Eliseo, en el corredor gastronómico de Dardo Rocha. Mercedes Díaz, docente de San Miguel, se ocupa de juntar el aceite de su casa y de otras vecinas. Y en lugar de llevarlo a un sitio de acopio, como propone el plan Bio, prefiere llamar a un recolector que lo pasa a buscar gratis por su casa: «Junto dos litros por semana».

Qué hacer y a dónde recurrir

Contaminación
Reutilizar el aceite puede resultar cancerígeno, y si se tira a la red cloacal tapa las cañerías y contamina el agua

Registro
El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible prevé regular este año la recolección y el tratamiento de este elemento

Biodiésel
Para generar biodiésel puede usarse aceite de soja o aceite de cocina usado. Se estima que con 1,2 litros de aceite comestible reciclado se puede lograr un litro de biodiésel

Desechos
Se estima que en Buenos Aires, se desechan unos 60 millones de litros de aceite usado por año, 60 veces más de la capacidad actual del plan Bio de recuperar ese elemento

Dónde consultar
Quienes quieran obtener mayor información sobre el plan Bio o saber dónde entregar el aceite, pueden escribir al mail consultasplanbio@opds.gba.gov.ar o llamar al 0221-422-9443. La página oficial es www.opds.gba.gov.ar/planbio

 

La Nación

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