Apagar incendios de coches eléctricos, según los bomberos: autocombustión, el doble de agua y temperaturas disparadas
A medida que los coches eléctricos se van propagando por el mundo y por la sociedad, como vehículos que son se tienen que enfrentar a los rigores del mundo real y, obviamente, a la posibilidad de sufrir un accidente.
Lejos de ser un incidente más en carretera, los accidentes que involucran a coches eléctricos pueden producir incendios eléctricos con una problemática muy particular y una elevada dificultad que supone un reto al que los bomberos se tienen que enfrentar con formación y procedimientos específicos.
Más tiempo, más temperatura, más riesgo
Aparte del televisivo accidente en el que Richard Hammond casi pierde la vida al estrellar un Rimac Concept_One, un superdeportivo eléctrico que ardió durante cinco días, hay otros accidentes que ponen de manifiesto la extrema dificultad que implica que el hardware de un coche eléctrico arda en llamas.
A principios de 2018 un conductor falleció cuando su Tesla Model X chocó contra una mediana de una autovía en Mountain View (California, EEUU). En aquel accidente los servicios de emergencias se enfrentaron a un fuego de una virulencia desconocida para cualquier coche de combustión.
Los paquetes de baterías suelen estar convenientemente protegidos contra los impactos, pero bajo unas condiciones muy particulares las células pueden llegar a dañarse e iniciar lo que se conoce como escape térmico. Sin necesidad de presencia de llamas, las baterías pueden comenzar a calentarse por encima de 482ºC, haciendo que los elementos de plástico cercanos empiecen a arder, calentando a su vez a las células adyacentes y replicando el proceso en una reacción en cadena que se puede repetir por miles, tantas como células compongan la batería. En un Tesla Model X esta cifra es de 7.000 celdas de iones de litio.
Aquel choque contra la mediana fue de tal severidad que el paquete de baterías se rompió y algunas de las células del paquete acabaron repartidas por la carretera. Para proteger el lugar en el accidente del Model X en la autopista 101 se tuvieron que cortar dos carriles y una rampa de acceso durante más de seis horas hasta que los bomberos aseguraron la zona, y para conseguirlo incluso tuvieron que llamar a Tesla para que personal especializado en los componentes eléctricos desmantelase la batería mientras los bomberos vigilaban que el fuego no se reiniciase.
En total fue casi una jornada completa de trabajo para asegurar la zona, extinguir el fuego y neutralizar cualquier posibilidad de réplica cuando en un incendio de un coche de combustión no lleva más que unos pocos minutos. Además un equipo de bomberos escoltó a la grúa que llevó al depósito al Model X y lo vigiló durante 24 horas más, puesto que las baterías pueden volver a arder.
Esta diferencia de dificultad se refleja también en el consumo de agua. Mientras que un solo camión de bomberos basta para apagar el fuego de un coche y puede transportar entre 1.500 y 5.000 litros de agua, al Tesla de California hubo que aplicarle más de 11.000 litros de agua.
«Los coches eléctricos no tienen un riesgo de incendio superior»
Hemos querido saber de primera mano cómo actúan los bomberos contra el nuevo reto de los incendios en los coches eléctricos. A.M. es jefe de dotación en uno de los parques de bomberos que dan servicio en la Comunidad de Madrid y nos ha explicado que, efectivamente, hay diferencias en sus procedimientos pero eso no significa que los coches eléctricos sean más peligrosos.
«Atender un incendio en un coche eléctrico es totalmente diferente a un coche de combustión», nos apunta el bombero, añadiendo que estas diferencias las empezaron a ver con el auge de los coches híbridos ya que desde entonces tuvieron que empezar a tener en cuenta los equipos de alta tensión (unos 600 voltios) que equipan estos coches a la hora de ejecutar los rescates.
«Lo primero que tenemos que hacer es ejecutar la desconexión. El coche guarda la tensión en las baterías con sus propios sistemas, pero nosotros tenemos que desconectar el aparato eléctrico para evitar electrocuciones«, nos explica. «Primero tenemos que sacar a las personas, lo segundo son los bienes», detalla.
A.M. también nos cuenta que el rescate de una persona que ha sufrido un accidente en un coche eléctrico es similar a cuando hay cables de alta tensión de un tendido eléctrico porque «dentro del coche el ocupante está a salvo, pero al salir se puede electrocutar con la diferencia de potencial». En esas situaciones, si es en un edificio los bomberos llaman a la compañía eléctrica para que corte el suministro, pero en un coche accidentado ese corte lo han de hacer los propios bomberos.
Este proceso de desconexión se lleva a cabo con cierta colaboración por parte de los fabricantes de coches, indicando dónde se ha de realizar la desconexión y utilizando colores llamativos (naranja) para marcar los cables de alta tensión. De momento no hay zonas de corte estandarizadas y por eso algunas organizaciones están pidiendo que se disponga de puntos comunes para desconectar las baterías de manera rápida.
Una vez se ha desconectado el flujo de energía no quiere decir que el riesgo de incendio eléctrico haya desaparecido, al contrario. El bombero nos explica que es entonces cuando empiezan a combatir las llamas si las hubiera, momento en el que se enfrentan a la parte más difícil.
«Al echar agua sobre el litio en descomposición se favorece una combustión más violenta debido a la oxidación», relata y nos señala que el uso de materiales poco convencionales en la fabricación de los coches como el aluminio y el fósforo bajo el calor de un incendio eléctrico pueden descomponerse en hidrógeno y producir explosiones y fuertes llamaradas.
Cuando se desata un incendio en una batería de iones de litio se producen temperaturas muy superiores a la de la gasolina o el diésel ardiendo y esto obliga a que se produzca un consumo de agua mucho más alto porque hay que combatir el calor durante un tiempo muy prolongado. A su vez, el agua utilizada se contamina, por lo que los bomberos tienen que contener el vertido y recogerlo para que no contamine las vías fluviales.
Debido a la complejidad de los incendios eléctricos, en ocasiones y cuando las condiciones de seguridad lo permiten los bomberos optan por dejar que las baterías ardan hasta consumir todo el combustible. Una vez se apagan las llamas y el coche se traslada a una campa A.M. nos señala que lo normal es dejarlo aislado, lejos de otros vehículos, para que si vuelve a arder las llamas no puedan propagarse.
El bombero nos destaca además que aunque aún son pocos los coches eléctricos que están en circulación y sus accidentes son testimoniales, ya se están formando de manera continua y específica para estar preparados porque son tan susceptibles como cualquier otro de sufrir accidentes, «aunque esto no supone un riesgo de incendio superior» según su opinión.
A.M. nos señala que «hay que recordar que las marcas sacan los coches eléctricos cumpliendo con los estándares de seguridad igual que lo hace un coche de combustión», y que al final es más una cuestión de acostumbrarse «como hacemos en un coche de gasolina, que vemos como normal ir sentados sobre un depósito de 60 litros de combustible. El reto para la implantación de los eléctricos será más una cuestión de autonomía o puntos de recarga que una cuestión de seguridad».