Neuquén acumula una pila de dudas sobre contaminación

Las pilas usadas son consideradas residuos peligrosos por su poder contaminante, pero como no existe en Argentina regulación unificada sobre su tratamiento y disposición final, queda en cada jurisdicción administrar los medios para garantizar la preservación del medio ambiente y la salud de la población.

En la ciudad de Neuquén se optó por depositar las pilas de consumo domiciliario junto a la basura húmeda en el relleno sanitario del Complejo Ambiental Neuquén que administra la UTE Cliba-Tecsam.

La excepción está dada para los grandes volúmenes generados por empresas y comercios que deben ser depositados en rellenos de seguridad a cargo de empresas especializadas, a las cuales fiscaliza la subsecretaría de Medio Ambiente de la provincia. Pero no se ocupa de la generación de residuos domiciliarios, sino de los industriales y derivados de hidrocarburos.

“Acá no hay ninguna legislación ni ningún sistema de tratamiento especial aprobado porque debe ir a un relleno de seguridad, el único que existe está en Córdoba y la gente no va a llevar a ese relleno las pocas pilas que consume. En la zona ninguna de las empresas que trata residuos peligrosos se dedica a las pilas. Frente a todo esto se ha analizado que es mejor tirarlas en el relleno sanitario junto con la basura domiciliaria porque acumularlas en grandes cantidades es mucho más peligroso”, explicó una fuente de Cliba-Tecsam, consultada por “Río Negro”.

El hombre aclaró que el vecino debe arrojar de a una o dos pilas por cada día para evitar la saturación de la cava. Los rellenos neuquinos pueden recibir hasta un 15% de residuos peligrosos domiciliarios en el total de basura que acumulan. Incluye además de las pilas, focos y tubos fluorescentes, entre otros. La empresa recolecta unas 300 toneladas de desperdicios, de los cuales se reciclan en el complejo unas 50 toneladas.

El presidente del Colegio de Profesionales del Ambiente, Martín Islas y la subsecretaria de Ambiente del municipio, Silvia Gutiérrez coincidieron en que el mejor destino para las pilas es el relleno sanitario de la ciudad que garantiza impermeabilidad de las distintas capas que la componen y una distancia prudencial de las napas freáticas (85 metros). Los profesionales alertaron sin embargo, sobre el peligro que acarrea arrojar este desecho químico en los basurales a cielo abierto, donde rápidamente los componentes tóxicos de las pilas se expanden y contaminan sin remedio el suelo, el aire y el agua.

Hay otro factor que hace que no se encuentre una vía alternativa para la disposición final de las pilas. En La Plata existe un laboratorio experimental que las desmantela, separa los componentes y reutiliza lo reciclable y al resto le da un tratamiento especial. “Pero contratar este servicio o implementarlo en cualquier empresa dedicada al tratamiento de residuos urbanos tiene un altísimo costo que las firmas no pueden solventar y que encarece enormemente el monto de las concesiones. Por lo tanto se descarta”, mencionó Islas.

Los ambientalistas aconsejan en tanto se genere con el paso de los año alguna alternativa más ecológica: utilizar las pilas recargables que prolongan la vida útil de cada dispositivo y usar las energías alternativas amigables con el medio ambiente.

Gutiérrez recomendó además desestimar el uso de pilas “botón” de relojes y calculadoras y siempre chequear el origen de las baterías, “porque pueden ingresar al país muchas veces pilas que son ilegales y por lo tanto no sabemos que tiene adentro ni de donde provienen. Las de marcas reconocidas en el mercado sabemos que no contienen mercurio ni litio, metales que son altamente contaminantes y que están habilitadas para su uso para autoridad competente”, dijo.

Datos de la OMS
10 pilas por año consume una persona en Argentina. Terminan en los rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto.
3.000 litros de agua es lo que puede contaminar una pila común si se descarta inadecuadamente.
30% de sus componentes son químicos tóxicos. El contacto directo provoca graves enfermedades en humanos.
50 veces más de energía se consume para producir una pila en relación con lo que esa misma fuente genera para alimentar un producto.
“Si se tira a un relleno sanitario adecuado no contamina. Si se arroja al río o a un basural a cielo abierto, contamina”, dijo Martín Islas, presidente del Colegio de Ambientalistas de Neuquén.

Quienes comercializan las pilas deben certificar calidad en el INTI para demostrar que los contenidos de metales son los adecuados.
Recomendaciones para los usuarios
No mezclar en el mismo aparato pilas nuevas con usadas. Reduce la vida útil de ambas.
Utilizar siempre que se pueda pilas recargables y que tengan impresa la leyenda “libre de mercurio”.
Evitar productos que funcionen con pilas “botón” como relojes y calculadoras. Elegir las de energía solar.
No amontonar las pilas en un solo lugar. Es preferible tirarlas de a poco.
Los residuos con disposición final

Voluminosos: heladeras, lavarropas, muebles rotos, escombros. Existen dos centros de disposición en Godoy y Novella y José Rosa y Richieri. El vecino debe transportarlos. Patógenos: restos de laboratorios, clínicas y hospitales. la empresa Cliba-Tecsam tiene un camión especial que levanta los residuos. En el Complejo Ambiental son tratados con normas de seguridad.
RAE (Electrónicos y eléctricos): televisores, computadoras, celulares. Existen dos centros de recolección en José Rosa y Richieri y en Godoy y Novella.
Aceites vegetales de comercios gastronómicos: una empresa los recolecta y los traslada a Bahía Blanca para su reciclado. Se utilizan para elaborar biodiésel.
Aceites industriales: de talleres mecánicos y lubricentros. Es residuo peligroso. Se debe contactar a un tratador habilitado.

De Neuquén

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