Una política de Estado para cuidar el planeta

El cambio climático ya ha comenzado a sentirse en el planeta (tormentas, inundaciones y sequías). Al actual ritmo de crecimiento de las emisiones, la temperatura global podría incrementarse en 5 grados hacia fines de siglo. Los países en desarrollo como el nuestro serán los más vulnerables, ya que dependen de los recursos naturales. La buena noticia es que es posible, mediante innovaciones tecnológicas y reformas institucionales globalmente implementadas, aspirar a un planeta con crecimiento económico, esencial para abatir la pobreza mundial, pero con menos emisiones. Este desafío global sólo puede ser resuelto por un acuerdo entre todas las naciones.

En su mensaje sobre el estado de la Unión del 20 de enero, el presidente Obama advirtió al Congreso de los Estados Unidos que el cambio climático es hoy la mayor amenaza para las generaciones futuras, y destacó los primeros avances por parte de su país y China. Pero estos avances en materia de compromisos efectivos de reducción de emisiones son aún insuficientes para no cruzar la barrera crítica del aumento de temperatura de 2°C, definida en la reunión de Naciones Unidas en Copenhague en 2009. Estas dos naciones son muy importantes en la negociación que se avecina, ya que lideran el PBI mundial y representan el 33% de la producción mundial de bienes y servicios; también lideran las emisiones de CO2 en el planeta (China, con 26% del total, y Estados Unidos, con 16). El crecimiento económico chino fue muy acelerado en las últimas décadas, pero con gran utilización de carbón contaminante.

Europa representa alrededor del 10% de las emisiones contaminantes. Para reducirlas, la Unión Europea necesitará políticas mucho más ambiciosas, si se desea cumplir con los límites previstos en Copenhague para 2050. El último informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente, difundido el mes pasado, alerta sobre que las medidas actuales vigentes para avanzar en la «descarbonización» de nuestra atmósfera son insuficientes. El director ejecutivo de esta agencia expresó: «La transformación del modelo de producción y consumo que necesitamos no tiene que verse como una amenaza, sino como una oportunidad para el desarrollo económico».

En los medios diplomáticos se espera una encíclica del papa Francisco sobre ecología, que exprese su preocupación sobre los problemas que enfrentamos en nuestra Tierra. Seguramente esta encíclica retomara los principios expuestos en la encíclica Caritas in Veritate, en la que Benedicto XVI expresó que «las autoridades competentes han de hacer los esfuerzos necesarios para que los costos económicos y sociales que se derivan del uso de los recursos ambientales se reconozcan de manera transparente». También sensatamente se sostiene que un grave problema global, como esta contaminación originada por las crecientes emisiones de CO2, requiere para su reducción y control una autoridad global.

La última reunión de Naciones Unidas sobre cambio climático (Lima, 2014) concluyó sin compromisos de reducción de las emisiones, pero resolvió que antes de octubre los países deberán presentar compromisos concretos y cuantificables de reducción de emisiones para ser considerados en la reunión en París, que comenzará el 30 de noviembre y concluirá el 11 de diciembre. Hasta esta reunión habrá varios encuentros internacionales en los que se tratarán los temas del acuerdo que deberá ser aprobado en París. Por eso, los 195 Estados miembros de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático están considerando el documento marco para la negociación final. Durante el mes pasado las mayores economías del mundo debieron presentar sus compromisos de reducción de emisiones; el resto de los países (entre los cuales está la Argentina) tiene plazo hasta el 1° de octubre. El objetivo del acuerdo a suscribir en París apunta a que la temperatura global no suba 2°C.

Este calendario de negociaciones en Naciones Unidas es una gran oportunidad para definir una verdadera política de Estado en nuestro país. Es cierto que el que debe negociar hasta el 10 de diciembre es el actual gobierno, de acuerdo con el mandato constitucional. Pero también es cierto que los compromisos formales recién serán asumidos por el gobierno que asumirá el 10 de diciembre.

Ésta es una gran oportunidad para que los argentinos demostremos que por lo menos nos podemos poner de acuerdo sobre el futuro de nuestros hijos y nietos. Es necesario que las fuerzas políticas comiencen ya a reflexionar en conjunto sobre la posición que deberemos asumir en esta reunión en París, pero también es urgente que la Presidenta convoque ya a todos los candidatos presidenciales, a fin de consensuar la posición que nuestro país sostendrá en esta reunión, ya que el compromiso final será adoptado recién el 11 de diciembre por el gobierno que viene, y no por el que se va. Es hora de definir ya un acuerdo nacional, porque preservar nuestra Tierra está por encima de cualquier interés partidario o cálculo electoral.


Por: Alieto Aldo Guadagni
La Nación

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