Un Papa ecologista

“La palabra medida e inteligente del Papa les aterra porque tendrían que cambiar el sistema nocivo de sus fábricas”.

Todos sabemos que la temperatura de la Tierra aumenta, que los glaciares se van derritiendo, que las deforestaciones influyen en el clima; hasta el Papa Francisco está preocupado. Dice una noticia: “La  ONU y el Vaticano sumaron ayer fuerzas para advertir sobre los nocivos efectos del cambio climático, con vistas a un foro en París”. Es un imperativo moral urgente tratar el cambio climático. Todos están de acuerdo en que los cambios climáticos los provoca el hombre. Disculpen, con excepción de los verdaderos culpables, que son una privilegiada minoría, que saben que sus fábricas contaminan el aire, la deforestación, todos los que para ganar dinero contribuyen envenenando el planeta, y como manejan millones pueden comprar el silencio. Los ambientalistas están agradecidos a un Papa que defiende el derecho a la vida de la humanidad, con la contra de los que siempre si ven que tocan su poder económico se ponen furiosos porque alguien los pone en evidencia. Decía un químico holandés, Paul Crutzen, premio Nobel 1995, sobre sus investigaciones sobre la capa de ozono y contaminación en la atmósfera a causa de la actividad humana, que es responsable del calentamiento de la Tierra. Hay mucho dinero en juego, la actitud del Papa toca el bolsillo de los poderosos. El Heartland Institute, centro conservador de estudios con sede en Chicago, mandó un grupo especial al Vaticano para tratar de convencer al Papa para que no dé su autoridad moral a la agenda climática de la ONU, y además advertirle que escribir una encíclica sobre el tema confundiría a los católicos. Gracias a Dios, tenemos un Papa que no se achica ante los chantajistas de siempre. Este tema tendría que tener apoyo de toda la humanidad, sin intereses bastardos, porque es la lucha para no desaparecer del universo, y todos deberíamos involucrarnos. Parece imposible que personas inteligentes que han hecho fortunas no quieran ver que la degradación del planeta no les permitirá comerse el oro que el universo les permitió acumular. La ambición para tener cada vez más oro y poder los deja ciegos, y no ven el futuro. La palabra medida e inteligente de nuestro Papa Francisco les aterra porque tendrían que cambiar el sistema nocivo de sus fábricas por sistemas que no envenenen al planeta. Faltando pocas semanas para la publicación de la encíclica papal, en Estados Unidos varios grupos conservadores están en campaña, acusando al Papa de “adoptar una estrategia ecologista radical de la que debería abstenerse un líder religioso”. Está todo dicho, las presiones de los grupos de poder son muy grandes, recordemos a los grandes de la historia que lucharon para la humanidad y los hicieron desaparecer cuando tocaron sus intereses económicos. Dios proteja a su enviado Francisco, protector del universo, sabio en sus decisiones.


Por: Carlos A. Borisenko
La Capital

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