Testigo ratifica que no había supervisor al momento del trágico accidente en Metalúrgica Tandil
Este medio pudo conocer algunos detalles de la causa por la que se investiga la muerte de los tres operarios tras la explosión del horno 6. Uno de los testimonios también dejó en claro que los trabajadores no contaban con la experiencia necesaria para estar solos en el horno.
Mientras la línea investigativa de la Fiscalía apuntan a un accidente de carácter laboral, se suman elementos como para que pueda abrirse una instancia de índole penal en la causa por la que se investiga el hecho ocurrido en en el horno 6 de Metalúrgica Tandil que tuviera el lamentable saldo de tres trabajadores fallecidos.
En tanto ayer se concretó una nueva marcha de familiares y allegados a las víctimas, quienes se concentraron en la avenida España y Rodríguez, para caminar hasta la Parroquia del Santísimo Sacramento, donde fueron recibidos por el Padre Raúl Troncoso, quien hizo una oración en memoria de Luciano Vargas, Lucas Serén y Juan Cruz Andrade.
Para los familiares no hay dudas que hubo desidia, negligencia, desinterés y abandono por parte de la empresa para con los trabajadores, por lo que consideran necesario que el caso sea investigado penalmente, además del ámbito laboral por haber sido un accidente de trabajo y esperan que alguien reciba una imputación de orden penal.
La Hoja de Operación Standard aportada por la empresa a la causa sobre la recarga de hornos eléctricos donde se especifica la etapa principal, las reglas operativas y el punto clave donde que anomalías, notas explicativas, ítems y otros deben ser tratados y consultados con el supervisor que según testimonios volcados a la causa llegó en otro turno.
En la declaración efectuada por un testigo, el lunes pasado, menciona que se enteró del accidente al pasar por la puerta de la fábrica y observó a los bomberos y la policía en el lugar, notando que estaba la luz cortada.
Seguidamente se comunicó con su hermano, policía y éste le informó que se había producido un accidente.
Retornó y habló con algunos compañeros que estaban en la calle, y ahí vio ingresar al supervisor del área de hornos, “diciendo que tenían que vaciar los mismos, haciendo tochos” y que días después “se enteró que en ese turno no había supervisor”.
En la declaración el trabajador señala que debería usarse en los hornos un aceite ignífugo, pero que utilizan aceite común mezclado con agua, “el cual suele filtrarse y caer en las fosas de los hornos, lo cual provoca que este se incendie cuando se derrama hierro de la cuchara”.
El empleado indicó también como dato saliente que ante cualquier inconveniente se debe consultar al supervisor.
Otro testigo, hizo hincapié en el mismo sentido sobre la necesidad de contar con un supervisor, quien además cumplió esa labor en el sector de hornos y trabajó en la empresa más de 30 años.
A pesar de las contradicciones con el primer testigo se demuestra la necesidad de tener un supervisor, es más el primer testigo habría manifestado que el capataz o supervisor tiene una garita ubicada en un extremo de la línea de hornos y desde allí el supervisor puede observar el movimiento del sector como también realizar el seguimiento de las distintas indicaciones lumínicas en las operaciones de la planta o ante inconvenientes que ocurran en alguna secuencia del trabajo.
Cabe mencionar que los familiares además esperan que declaren en la causa el jefe de personal de planta, el responsable de producción y el jefe de mantenimiento, quienes aún no han brindado la declaración, que entienden allegados a las víctimas podrían aportar datos de sumo interés para el avance de la investigación y que se pueda aclarar la situación en que se produjo el incidente que dejó el lamentable saldo de tres familias destrozadas.
Por otra parte se brindaron datos en cuanto a como se comunican los turnos y el dato aportado por el testigo da cuenta que no se realizan enmiendas en las carteleras que se dan a conocer cuando están confirmados y puede verse en el dato aportado por la empresa que de 0 a 9 el día del accidente había una persona asignada como supervisor.