Reciclado: Cómo Transforman El Líquido Maloliente Que Expide La Basura En Agua Cristalina
Es el líquido que queda en el fondo del tacho de la cocina, esa destilación que brota de la mezcla de artículos y desechos apelmazados en una bolsa de residuos es una de las cuestiones más engorrosas a la hora de sacar la basura.
Ese cóctel malolienteo, que en una casa particular no suele representar más que un goteo que cae de la bolsa, acá, en el Complejo Ambiental Norte III de José León Suárez del Cemase, donde se recibe toda la basura de la Ciudad de Buenos Aires y 50 municipios del Gran Buenos Aires, pasa a ser un problema de 2.000.000 de litros diarios. Lo suficiente como para limpiar 100.000 autos por día. Luego de un proceso, ese caudal putrefacto se convierte en agua cristalina que se usa para el riego, la limpieza de máquinas, y hasta para hacer lagunas artificiales en las que nadan los gansos que antes vivían en el Planetario.
El tratamiento es largo y complejo. Para poder entenderlo, hay que saber cuál es el camino que recorren las 19.000 toneladas de basura que llegan todos los días. Desde un departamento en Flores, Belgrano o Avellaneda, hasta el complejo Norte III donde se tratan los residuos. En primer lugar, la basura la levantan los camiones recolectores que se ven por las calles de Buenos Aires. Estos dejan los residuos en los centros de traslado. Allí atraviesan un proceso de compactado leve para poder depositarlos en los camiones del Cemase, que tienen un container verde de unos 25 metros de largo.
Entre todos estos camiones hacen 1700 viajes por día y llevan los desechos al complejo, que es un relleno sanitario. Este es un terreno de 560 hectáreas donde, primero se separan los residuos, y luego se entierran. Para impedir que se contamine el terreno se impermeabiliza con polietileno de alta densidad y se lo tapa con una capa de arcilla, otra de tierra y, por último, con una de vegetación.
Para que esos 2.000.000 millones de litros de líquido lixiviados (el de la basura), no contaminen las napas de agua subterránea, se lo filtra a través de un sistema de cañerías que lo absorbe y lo lleva a la planta de tratamiento. Ahí, por un sistema de bombeo automático, el líquido atraviesa una serie de piletas. La más llamativa es un enorme piletón que se llena de un líquido negro burbujeante a través de unos enormes caños. Al líquido lo nutren con oxígeno para que las bacterias no mueran y puedan devorar las millones de partículas que no deben pasar al próximo paso del filtrado.
“Por un sistema de bombeo traemos los líquidos a unas piletas de ecualización en donde se procesan los líquidos lixiviados. Luego pasan a un proceso de nanofiltración y ultrafiltración, obteniendo como resultado un agua cristalina, que no es potable, pero sí es reutilizable”, explicó Leonardo Maceiras Gerente de operaciones de Cemase.
Este flujo se convierte en 4.000.000 de litros de agua cristalina. 2.000.000 los usan para el riego y limpieza de máquinas, y el resto se vierte en el Rio Reconquista, lo que mejora la calidad del agua. “Todo el complejo posee una infraestructura muy bien armada que se enfoca en el mejor tratamiento posible de líquidos lixiviados. Ellos cuentan con rigurosos controles de dos laboratorios externos, dos internos y todos avalados por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS)”, dijo Rosario Pessini, voluntaria de Eco House, una asociación civil sin fines de lucro cuyo objetivo principal es promocionar el desarrollo sostenible.
En las lagunas artificiales habitan los 250 gansos que que antes vivían en los lagos Victoria Ocampo, Regatas y del Planetario del Parque 3 de Febrero. En su nuevo hábitat los gansos parecen mucho más tranquilos que en Palermo y conviven con otras especies como garzas, gallaretas, pollonas, caranchos, chimangos, cisnes de cuellos negro, patitos y coscorobas.
También se genera energía a partir de la basura. Los residuos no se convierten solo en agua cristalina. Al descomponerse, la basura despide gases tóxicos para el ambiente, como por ejemplo, el metano, uno de los principales gases que generan el efecto invernadero.
Además de las cañerías para succionar el líquido, el relleno sanitario cuenta con tubos que toman el gas metano y lo transportan hacia una planta que lo transforma en energía para miles de hogares. “Se ponen en funcionamiento unos motores que funcionan con combustible gaseoso y no líquido. Estos motores hacen una fricción sobre un dínamo que genera energía y eso va conectado al anillo nacional energético”, dijo Gustavo Rocca, Supervisor Complejo Ambiental Norte III.
El Ceamse también recicla las cubiertas de caucho de los vehículos. Además, con lo que se recoge de las podas, es decir, restos vegetales y de ramas, producen un compost, que es un producto que se usa como abono o fertilizante. También tiene proyectado hacer “ecoladrillos”, que son bloques hechos de materiales reciclados.
Si bien el Ceamse es una planta modelo, de hecho es la única planta de filtrado de lixiviados del continente, afronta un desafío mayúsculo de cara a los próximos cuatro años. El espacio para enterrar la basura en el relleno sanitario se agota y deberán buscar un nuevo destino para la basura. Funcionarios del Ceamse no dieron detalles sobre un plan específico que reemplace al Complejo Norte III, pero aseguran que se tratará de un proyecto que posibilite una economía circular que considere a la basura, no como un desecho, sino como una oportunidad para producir energía u otros objetos.
Por: Alejandro Horvat
La Nación