POTENCIALES VICTIMAS DE ACOSO LABORAL

En los ámbitos laborales, ciertamente sucede que los colaboradores van a trabajar con gran entusiasmo, motivación y compromiso con la organización, pero, pese a todas las buenas intenciones, aparecen comportamientos hostiles y mal intencionados, sumado a una actitud de desprecio o ignorancia hacia la persona, proveniente de un líder, de nuestros compañeros o de un grupo de subordinados. Son conductas sutiles, confusas, casi imperceptibles y difíciles de comprobar, tanto su existencia como la intencionalidad.

Al principio, puede pasar como un conflicto como cualquier otro, pero puede ir incrementando en intensidad y prolongarse en el tiempo. La víctima, muchas veces, niega la realidad y hasta pueden sentirse culpables tomando actitud pasiva – no reactiva, terminando así siendo el elegido, el blanco y la víctima de acoso laboral.

Repasando el concepto, Leymann lo define como ”el Psicoterror o Mobbing en la vida laboral conlleva una comunicación hostil y desprovista de ética que es administrada de forma sistemática por uno o unos pocos individuos, principalmente contra un único individuo, quien, a consecuencia de ello, es arrojado a una situación de soledad e indefensión prolongada, a base de acciones de hostigamiento frecuentes y persistentes (definición estadística: al menos una vez por semana) y a lo largo de un prolongado periodo (definición estadística: al menos durante seis meses).”

Ahora la gran incógnita ¿qué particularidades tiene que tener una persona para convertirse en una potencial víctima de acoso laboral?

Muchos autores comentan que no existe un perfil exacto de la víctima de acoso laboral, pero hay ciertas características que lo convierten en un potencial blanco para el acosador, a diferencia de este último, que suele tener rasgos narcisistas.

¿A quién elige el acosador?

A aquellos trabajadores talentosos, distinguidos, proactivos, con un desempeño y performance destacable en comparación con el resto de sus pares, resolutivo, carismático, muy profesional, en líneas generales, aquellos trabajadores con un excelente desempeño que toda empresa desea reclutar y tener dentro de su plantel. Como dice Ausfelder (2002): “Para cualquier empresa, es un personaje extraordinariamente importante dada su integridad. Por desgracia, cada vez hay menos” (p.50).

Resulta ilógico y hasta imposible pensar: ¿Qué líder no quisiera tener un trabajador ejemplar en su equipo? ¿Qué trabajador no quisiera tener un par/ compañero a quien tomar como referente?

Para los acosadores (superior o par) este talentoso y carismático trabajador resulta ser una amenaza y lo consideran una competencia que pone en duda su puesto y rol actual o un futuro ascenso, pueden obstaculizar su accionar o amenazar su estabilidad despertando sentimientos de rivalidad, celos, envidia y enojo.  Tan solo por ese motivo, le hace la vida imposible, poniendo en marcha una gran cantidad de tácticas hostiles para eliminarlo. Sobre lo desarrollado, Piñuel (2007) destaca diez tipologías de potenciales víctimas, que elije el acosador, porque de alguna manera piensa que lo va a perjudicar:

  • Independientes: trabajadores/as que no pueden ser comprados y no tienen interés de formar parte del grupo del acosador.
  • Justos: la justicia es uno de sus valores principales, por lo cual, en nombre de ella, denuncian el accionar el acosador, exponiéndolo.
  • Radicales libres: trabajadores que sin importar lo que otros digan (principalmente el acosador) defienden y prevalecen sus opiniones y no se deja llevar, ni convencer por lo comentarios ajenos.
  • Insobornables: el acosador intenta comprarlos, pero es en vano porque no tienen precio.
  • Denunciantes de irregularidades: el acoso laboral es una práctica sutil hasta imperceptible, este tipo de trabajadores, al considerarlo incorrecto denuncian a ante autoridades o áreas competentes que pueden intervenir para ponerle fin.
  • Solidarios: en el acoso laboral muchos testigos deciden ignorar todo lo que sucede y no meterse en ese asunto, en el caso de los solidarios, se entrometen y defienden a las víctimas ante el acosador o cualquier hecho que resultare injusto. No resultando el jueguito de “divide y triunfarás”.
  • Políticamente incorrectos: hablan abiertamente de ellos, sin tapujos. respecto a aquellos temas, valores o situaciones que son «tabú» en la organización.
  • Sinceros: en nombre de la verdad, exponen y buscan terminar con cualquier mentira que comenta el acosador.
  • Brillantes: son trabajadores encantadores, con un excelente desempeño, inteligentes, proactivos, resolutivos, y un sinfín de competencias que hacen que sea un trabajar excelente, poniendo en jaque al acosador, que frente a este se siente inseguro, ya que el puesto que ocupa carece de mérito (y lo sabe).
  • Líderes: muchos trabajadores sin ocupar una posición jerárquica son considerados líderes de tipo informal, poseen ciertas competencias que hace que tenga seguidores dentro de la organización, siendo un gran rival para el acosador que carece de cualquier cualidad de liderazgo.

Además de las características mencionadas por Piñuel, otros autores agregan a aquellos trabajadores que son vulnerables. Son aquellos que asumen una posición pasiva, sumisos, introvertidos, muy callados, sensibles, dependientes, que necesitan la aprobación de los demás para quedar bien renunciando a sus propios derechos.

Otras potenciales víctimas son por cuestiones discriminativas y rechazo a lo diferente, por color, religión, orientación sexual, género, ideas políticas, clase social, nacionalidad, por capacidades distintas a nivel físico y mental, entre otras. Por ejemplo, el ingreso de una mujer en un puesto jerárquico en una empresa en que el rubro prevalece una dotación masculina, lo mismo aquellos jóvenes que ingresan en empresas donde prevalecen trabajadores de edad avanzada o viceversa.

Por último, por desencuentros o diferencias intragrupales, por no seguir las normas implícitas del grupo que iría en contra de sus intereses. Ejemplo. Aquellos grupos que se toman descansos superiores al permitido y aquel trabajador que ingresa nuevo, se encuentra en la disyuntiva de tomarse la hora establecida por la organización o por la del grupo. También aplica en la producción, cuando un trabajador sobrepasa el promedio de productos o ventas que sus compañeros.

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