Pobres metas, ante el cambio climático

Del 30 de noviembre al 11 de diciembre se llevará a cabo en París la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático (COP21), que busca acordar un tratado internacional para enfrentar el calentamiento global entre 2020 y 2030.

Los estados debieron presentar los compromisos que están dispuestos a asumir en materia de mitigación (reducción de emisiones de gases de efecto invernadero) y adaptación (medidas para enfrentar los efectos del cambio climático).

Hasta el 2 de octubre, 146 países, representando el 86% de las emisiones globales, enviaron sus propuestas, que se pueden ver en http://www4.unfccc.int/submissions/indc/Submission%20Pages/submissions.aspx.

La propuesta Argentina contempla la disminución del 15% de las emisiones que se registrarían en 2030 según el crecimiento esperado de la economía. Otro 15% se condiciona a la ayuda internacional en materia de financiamiento, transferencia de tecnología y creación de capacidades.

Se propone reducir emisiones mediante forestación, eficiencia energética, biocombustibles, energía nuclear, energías renovables y transporte.

Se mencionan objetivos de adaptación como principal prioridad, incluyendo sistemas de alerta sobre eventos climáticos extremos, protección de bosques nativos, irrigación agrícola, salud pública, biodiversidad, etc.

La propuesta parece insuficiente. Si bien la Argentina no es un gran emisor en términos absolutos (alrededor del 1% del total mundial), nuestro promedio por habitante es muy elevado: 10 toneladas. El de la OCDE es de 9,7 toneladas, y los países de nuestra región registran promedios sensiblemente inferiores. Podemos, y debemos, hacer más.

No hubo una convocatoria verdaderamente amplia a sectores y especialistas. Y aunque habrá un nuevo gobierno cuando finalice la cumbre de París, no hubo diálogo alguno con las distintas fuerzas políticas.

De 439.437 millones de toneladas de emisiones anuales que estima el último inventario nacional, 43% corresponde al consumo de energía; 28% a agroganadería; 21% al uso del suelo; 5% a residuos, y 3% a procesos industriales.

En materia energética, mediante acciones de eficiencia (iluminación y climatización, bioconstrucción) podría reducirse mucho el consumo; y podemos aumentar la generación con el desarrollo de emprendimientos eólicos, solares, y hasta de energía mareomotriz. Aumentar nuestra participación en el sector nuclear es innecesario.

En cuanto al sector agroganadero, la incorporación de distintas prácticas agrícolas y el cambio de alimentación del Ganado reducirían enormemente la generación de metano y otros gases.

Con seriedad y visión, la Argentina puede hacer mucho más para proteger al planeta y satisfacer las necesidades de su economía de manera más inteligente y sana. Debemos incorporar los desafíos del cambio climático en todas nuestras políticas. Esperemos que en la etapa que se abre a partir del 10 de diciembre, avancemos con consensos y consistencia hacia una verdadera estrategia nacional de cambio climático.
Claudio J. Lutzky
Director Ejecutivo, Programa de Derecho del Cambio Climático, Facultad de Derecho, UBA

Clarín

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