Microalgas, la mejor fuente para producir biocombustibles

El uso de estas plantas oleaginosas representa una alternativa mucho más sustentable y ecológica

CIUDAD DE MÉXICO – El uso de microalgas para producir una amplia gama de biocombustibles a costos competitivos ha cobrado especial interés en México por las ventajas que ofrece, como su rápida producción y el evitar el uso de tierras de cultivo.

María Concepción Lora Vilchis, experta del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), explica que las microalgas oleaginosas son microorganismos fotosintéticos que se caracterizan por su rápido crecimiento y elevado contenido de lípidos.

Estas células también tienen capacidad para crecer en aguas marinas, dulces, residuales y salobres, además tienden a reproducirse hasta 50 veces más que las plantas terrestres.

Es por ello que especialistas de México, Italia, España e Israel han conformado un grupo de investigación para impulsar una biorefinería a partir de cultivos masivos de plantas oleaginosas y, con ello, potencializar sustancias alternas a los combustibles fósiles.

Lora Vilchis, quien participa dentro de este grupo multidisciplinario, dijo en entrevista que para producir biogás plantearon la posibilidad de aprovechar los nutrientes de las aguas residuales del arroyo Papas, localizado en la subcuenca del río Sordo en Xalapa, Veracruz.

Apuntó que el biogás obtenido con la biomasa del lirio acuático puede mezclarse con excretas animales y microalgas previamente aisladas, lo que permite descomponer el gas metano y el CO2 para aumentar la productividad de los cultivos de plantas oleaginosas.

De esta manera podría obtenerse una fuente bastante promisora de lípidos para la producción de biodiesel y, además, los residuos de las microalgas servirían para conseguir hidrogeno, aseguró la investigadora.

Subrayó que otra ventaja relevante de este proceso es que evitan el uso de tierras de cultivo y, por consiguiente, impiden diversos daños a la agricultura. Esto también mejorará la calidad y el cauce del arroyo Papas, porque reduce la contaminación por nutrientes inorgánicos y algunos orgánicos.

Además, puntualizó, las plantas saben usar el dióxido de carbono desechado por algunas empresas e incorporar el gas resultante de la combustión a los cultivos de microalgas.

La experta de ese centro de investigación enfatizó que la cantidad de lípidos producidos puede ser de 30 a 70 por ciento del peso seco total celular. «Esto representa una gran producción para generar biocombustibles de segunda generación», acentuó.

Por estas características, las microalgas han ganado especial interés dentro del ámbito científico y se han colocado por arriba de otros biocombustibles elaborados a partir aceites vegetales, como caña de azúcar, maíz, soya, canola, girasol y de palma.

Ello porque la sustentabilidad de la producción de estos combustibles alternativos a partir de plantas ha sido cuestionada, principalmente porque requieren del uso de bosques, áreas naturales en superficies agrícolas y/o zonas utilizadas para la fabricación de alimentos.

Al respecto, Lora Vilchis mencionó que lo anterior no ocurre al utilizar microalgas, de ahí la importancia de promover esta alternativa biotecnológica.

La investigadora puntualizó que los trabajos para establecer una planta piloto de biodiesel y biogás continúan en Xalapa, pese a que han presentado diversos «cuellos de botella» para concretar los objetivos fijados desde 2012.

Precisó que en el Cibnor, uno de los ocho centros de investigación participantes y que está localizado a 20 kilómetros al norte de La Paz, Baja California Sur, trabajan en el aislamiento de cepas de microalgas con potencial productor de lípidos y en los mecanismos fisiológicos para incrementar dicha producción.

Con esas propiedades y entre los primeros resultados, destacó, han separado dos grupos de cepas: clorofitas de agua dulce y diatomeas de agua marina que suman un total de 56 especies, las cuales aún permanecen en estudios para aplicaciones biotecnológicas.

La especialista enfatizó que «este tipo de trabajos son de interés actual en nuestro país y debido a la gran diversidad de especies y ambientes que existen, la tarea no está concluida».

De manera que la investigación seguirá sumando esfuerzos con la participación de expertos del Instituto de Ecología, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, la de Florencia, en Italia, y la de Almería, en España, así como el Seambiotic en Israel.


Fuente: Informador.mx

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