Mejorar la calidad del agua, un objetivo lejano que dio algunos pasos
El Riachuelo sigue tan contaminado como siempre porque nunca dejaron de contaminarlo. Y recién en siete años podría verse una mejora en la calidad del agua. La afirmación es del ingeniero químico Julio Torti, director ejecutivo de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), en una entrevista que Clarín le hizo hace más de un mes. El organismo estatal conformado por la Nación, la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia tiene a su cargo el Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA), mediante el que se intenta recuperar uno de los cursos de agua más contaminados del planeta.
Hace ocho años que la Corte Suprema dictó un fallo histórico, ordenando el saneamiento del Riachuelo. Sin embargo, queda mucho por hacer. “Hoy la premisa es dejar de contaminar y todavía no llegamos a la etapa de limpiar. Recién cuando paremos toda la contaminación que recibe el Riachuelo vamos a poder hablar de sanearlo. Pero la carga que recibe el río todavía es altísima”, sostuvo Torti, que quedó al frente de la dirección ejecutiva de ACUMAR hace cuatro meses.
Un informe elaborado en los últimos años por Green Cross International y el Blacksmith Institute, dos de las organizaciones ambientalistas más importantes del mundo, determinó que el Riachuelo comparte el ranking con lugares en países subdesarrollados de Africa y Asia, y nada menos que con la ciudad de Chernobyl, escenario de una de las peores catástrofes nucleares de la historia.
Desde hace décadas, además, el Riachuelo es objeto de promesas políticas y polémicas. En 1993, la entonces secretaria de Recursos Naturales, María Julia Alsogaray, anunció que “en mil días” se iba a poder “tomar agua del Riachuelo”. Hace tres años, cuando era jefe de la bancada del FPV en la Legislatura porteña, Juan Cabandié dijo, tras una recorrida, que había sectores del Riachuelo en los que se veían bancos de peces. Los expertos dijeron que era imposible ya que en el agua no oxígeno suficiente.
Clarín