Los vecinos le apuntan al servicio de recolección
Para el 47,6% de los porteños las calles están sucias porque los propios vecinos tiran basura. Además, un 72% aseguró que no sabe dónde llevar los residuos reciclables.
Los datos surgen de una encuesta realizada por la UBA a pedido del Consejo Económico y Social de la Ciudad. Entrevistaron a 750 vecinos de todas las Comunas.
Entre otros resultados relevantes, el 79% de los encuestados consideró que el problema de la basura debe ser abordado en forma urgente.
Los datos de este informe coinciden con un relevamiento que realizó ayer Clarín por distintos barrios porteños. Ricardo Aguilar, encargado de un edificio de Belgrano, aseguró: “El tema de la basura lo veo mal. El principal problema son las empresas, levantan la basura de una forma muy bruta y terminan tirando la mitad afuera. Los contenedores negros están buenos, pero muchas veces los dejan sucios durante varios días. Ya de por sí es difícil que las personas tengan conciencia de qué hacer con los residuos, van a un quiosco y tiran el papel en la calle, pero las empresas de recolección no colaboran en nada”.
En tanto, Juan Carlos Gómez, de Balvanera, afirmó: “Se ve que pasan los camiones todos los días, pero la gente saca la basura a cualquier hora, no hay conducta. Cuando llueve yo no saco las bolsas, pero otros sí. Respecto a la separación de residuos, han pasado a informar, pero todavía no vimos las campanas ni a nadie que venga a buscar los elementos reciclables”.
A su vez, en San Telmo, Matías de Pascal contó: “El problema es que la gente tira la basura en cualquier lado. Yo separo los residuos entre reciclables y no reciclables, pero después no sé dónde terminan porque aún no están las campanas verdes en mi barrio”. Y Gloria Díaz Arragos, una turista de Perú, comentó que “el Centro me sorprendió por lo sucio que está. Mirá que mi país es bastante sucio pero acá encontré basura por todas partes”.
Algunos problemas pueden haberse acentuado con el reciente cambio de contratos del servicio de recolección y la modificación de las rutas que debían hacer los camiones recolectores. Así, algunas calles donde habitualmente no había problemas en las últimas semanas se ven más sucias. Otra cuestión es el permanente vandalismo que sufren los contenedores, especialmente las campanas verdes para reciclables.
Y, como siempre, está el problema de los cartoneros, que siguen rompiendo las bolsas en las veredas y dejan todo tirado. A esto se suma un doble efecto que provoca la crisis económica: por un lado, la inflación hace que suba el valor de los elementos reciclables (metales, cartones, plásticos), con lo cual los cartoneros los buscan más; pero, por otro lado, al haber menos consumo, cae la producción de basura, lo que hace que esos productos sean cada vez más difíciles de encontrar y suban aún más su precio.
Clarín