Historia de desidia: el «Valle de la Muerte», el lugar más contaminado del mundo
La historia de cómo la industrialización convoca al genocidio ambiental. Se ganó seudónimos decorativos y descriptivos: «el lugar más contaminado del mundo» también fue el «Valle de la Muerte». Sus muertos no están entrecomillados. Tampoco su contaminación, catástrofes, enfermedades, malformaciones, el rancio olor a químico que atraviesa la atmósfera. Cubatão, San Pablo, Brasil, fue víctima del desarrollo acelerado de políticas industriales. Un caso de cómo la voracidad desarrollista nubló la conciencia social.
En los años cincuenta, Cubatão también encerró en comillas la definición de «capital química» del país. La ciudad era foco de la frenética e irresponsable invasión industrial paulista. A doce kilómetros de Santos, el gigantesco puerto sudamericano que permite el ingreso de la materia prima y el egreso del producto acabado, a cien kilómetros de San Pablo, el corazón económico del continente, Cubatão se levantaba como la tierra prometida del parque industrial brasileño. El propulsor del progreso, el motor de la evolución. Hospedó petroleras, refinerías, siderúrgicas, fábricas de producción de fertilizantes y químicos: un total de 30 plantas industriales. Paradojas del progreso: era una ciudad rica en una población pobre.
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