Harán pequeñas cascadas en el Riachuelo para oxigenar el agua

La segunda estación será construida en Lanús

El Riachuelo tendrá cascadas. Sí, cascadas artificiales que intentarán aportarle oxígeno a una de las cuencas fluviales más contaminadas del mundo. Las dos primeras empezarán a construirse en los próximos meses en Avellaneda y Lanús, como parte de parques ambientales.

El proyecto fue desarrollado por la empresa estatal AySA y la Universidad de Buenos Aires, y pasó la prueba piloto, de un año de duración.

Las primeras dos de las seis estaciones que se instalarán a lo largo de su recorrido ya fueron adjudicadas; costarán alrededor de 80 millones de pesos cada una y su construcción demandará unos dos años.

Se trata de «estaciones de aireación» que funcionarán a la vera del Riachuelo, tomarán agua del curso, la bombearán hasta cinco metros de altura y luego la dejarán caer por estructuras escalonadas: una suerte de cascadas que permiten ventilarla en su camino de regreso al cauce del río.

Las estaciones, previstas como complemento de la gran obra de saneamiento que representa el colector cloacal sobre la margen izquierda, fueron aprobadas por el Banco Mundial. El organismo aporta para la limpieza del Riachuelo 840 millones de dólares.

«Escalones que simulan cascadas y con piletas de disipación donde se hace la transferencia de oxígeno de las burbujas al agua», explica el proyecto de la UBA, que fue premiado con el Premio Nacional de Arquitectura y Diseños Sustentables. Las plantas, además, tendrán un entorno de recuperación del espacio público e incluirán áreas de uso público múltiples.

La primera de las cascadas comenzará a construirse en Avellaneda; fue adjudicada a la empresa Esuco SA. La segunda estará en Lanús. Habrá dos más en Avellaneda y dos en jurisdicción de la Capital.

El objetivo es alcanzar mejores resultados en términos de saneamiento y conformar una propuesta visual novedosa al ser incorporada al paisaje de la cuenca mediante su localización dentro de un sistema de parques temáticos ambientales. Allí se implementarán programas de control, salud, seguridad y monitoreo para sostener el cuidado y la restauración del área y la salud de la población.

El saneamiento del Riachuelo fue ordenado por la Corte Suprema en julio de 2008.

Según se prevé, gracias a las cascadas artificiales se aportarán al menos 2 mg/l de oxígeno en un curso de agua totalmente contaminado. «Se hicieron todos los estudios y fueron muy exitosos. Incluso creemos que hasta podrían comenzar a funcionar con el estado del río como está hoy», indicó Oscar Vélez, miembro del directorio de AySA.

Durante el último año, se efectuaron varias pruebas en una estación de aireación (SEPA, por sus siglas en inglés) piloto, de menor envergadura que las proyectadas.

Las pruebas evaluaron, especialmente a pedido de los vecinos, la posibilidad de que la caída de agua pudiera transportar la contaminación proveniente de efluentes cloacales hacia otro lado por la salpicadura. Otro temor radicaba en el hecho de que, al introducir oxígeno, las sustancias disueltas pudieran generar olores desagradables.

«Este segundo estudio se está realizando. Primero tenemos que tener una base cero para establecer el nivel de olores que hoy emana el río. Luego vendrán las pruebas. Igualmente, aunque las estaciones no comiencen a funcionar hasta que los niveles de vertido permitan tener el río sin contaminación, todo el entorno podrá funcionar. Habrá espacios educativos y de acceso público en el recuperado camino de sirga», agregó el funcionario.

Raúl Estrada Oyuela, representante de la Asociación Vecinos de La Boca, fue crítico con el informe sobre las cascadas: «AySA no está legitimada para construir cascadas con aguas del Riachuelo para airearlas como pretende. Según la ley 26.221, su función es proveer agua potable y recolectar los desagües cloacales: ninguna norma la autoriza a intervenir las aguas de los cursos en los que descarga aguas cloacales crudas. El informe provisional que ha difundido es un trabajo realizado por su propio personal, y carece de evaluación de la autoridad pública y de consulta a los vecinos».

Respecto del procedimiento, consideró que «fue realizado en seis meses y no considera todas las variaciones meteorológicas del lugar. Y sólo se refiere a aerosoles (partículas sólidas o líquidas en suspensión en el aire), pero no se ocupa de los gases que se liberan ni de la interacción de éstos y los que ya estaban en la atmósfera, con esas partículas sólidas o líquidas».

Para Andrés Nápoli, representante de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), miembro del cuerpo que controla la ejecución del saneamiento, es conveniente que se avance en la limpieza del río. Sin embargo, advirtió, AySA siempre presentó las cascadas como un plan complementario al saneamiento.

«AySA siempre planteó que este sistema sería un complemento de la megaobra de infraestructura de saneamiento que conforman el colector cloacal de margen izquierda, la planta potabilizadora y el emisario bajo el Río de la Plata. También debía estar funcionando la planta de tratamiento del polo curtidor de Lanús. Por el momento no se ha presentado ningún estudio de impacto ambiental independiente que muestre los efectos de las cascadas funcionando individualmente. Además, no correspondería, ya que es anexo a la obra correspondiente», sostuvo.

El proyecto al que se refiere Nápoli incluye la utilización de cuatro tuneladoras para la construcción de un colector cloacal de 11,5 km de largo y un emisario subfluvial de 11 km.

La construcción del colector fue adjudicada a Ghella-Iecsa por 2000 millones de pesos. Es la misma constructora que hizo los túneles del arroyo Maldonado, bajo la avenida Juan B. Justo.

La obra del emisario subfluvial, que tendrá 11 km de longitud, 3,8 m de diámetro y a 30 metros de profundidad, fue adjudicada a Impregilo por 2372 millones de pesos. La obra podría estar lista en 2020.

UN PROYECTO AMBICIOSO

  • Las estaciones de aireación (SEPA, por sus siglas en inglés) estarán ubicadas en los bordes del Riachuelo, en el camino de sirga, liberado tras las localizaciones de la población que vivía allí.
  • El proyecto originalmente preveía la instalación de siete de estas plantas que, además de oxigenar el agua, estarán rodeadas de espacios verdes y de uso múltiples.
  • En la actualidad hay seis plantas de aireación que son proyectadas. Según los estudios presentados por la empresa estatal AySA, serían suficientes para cumplir el objetivo.


Laura Rocha
La Nación

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