Había sido denunciado el taller ilegal donde murieron 2 nenes
Un incendio en un taller textil clandestino del barrio de Flores terminó en una tragedia espantosa: dos chicos que vivían en el lugar murieron carbonizados. Eran hermanos, tenían 7 y 10 años y dormían en el subsuelo de una casa ubicada en Páez y Terrada. Allí vivían de manera precaria junto a su familia, y no pudieron escapar porque el lugar tenía solo una puerta y estaba semi tapiada; lo que impidió a los bomberos trabajar con rapidez para sofocar las llamas.
Ayer los vecinos del barrio se mostraron indignados con la situación: “Las autoridades no pueden desconocer lo que pasa en el barrio. No hay que hacer un gran trabajo de inteligencia para darse cuenta que hay casas y locales que generan sospechas. Pero si a las autoridades no les interesa investigar, al menos deberían prestar atención a las denuncias, porque sólo en un radio de 100 metros hemos denunciado cuatro talleres clandestinos. Uno de ellos es éste, en el que murieron los dos chiquitos”, se lamentó Mónica, vecina de Páez al 2.700.
El local se incendió luego de una explosión. Según trascendió, el tallerista sería peruano y los trabajadores, bolivianos. En el lugar vivían dos familias y cuatro chicos. Tres adultos fueron trasladados al hospital Alvarez con quemaduras; también un agente de la Federal, afectado por inhalar humo.
“La familia vivía en ese subsuelo y el taller funcionaba en el primer piso. Por la posición en la que fueron encontrados los menores fallecidos por personal de criminalística, estaban dormidos. Las tareas de rescate fueron arduas debido a la gran cantidad de humo en el lugar. Hubo que romper las paredes para poder ventilar y llegar al subsuelo”, contó uno de los jefes del operativo.
“Los talleres clandestinos y el trabajo esclavo son “la” problemática de nuestra comunidad. Desde que ocurrió el incendio de la calle Luis Viale, en 2006, y en donde murieron 6 personas, venimos denunciando talleres y empresarios explotadores”, contó a Clarín Juan Vasquez, de El Visor Boliviano, un medio de la comunidad. Ayer estaba en el lugar, tratando de contactar a familiares de las personas afectadas por el incendio.
Los vecinos desconocen quiénes eran las personas que trabajaban y vivían allí. Cuentan que sólo salían por la noche y sacaban la mercadería en medio de la madrugada. Ayer no hubo ni funcionarios ni inspectores de la Ciudad en el lugar. Sólo quienes trabajaron en el incendio: Bomberos, Policía Federal, el SAME y Emergencias.
Lo cierto es que estos talleres se vinculan con lo que sucede solo a cuatro cuadras de Páez y Terrada: la venta ilegal de mercadería en la avenida Avellaneda. Junto con Once y La Salada –en Lomas de Zamora– es una zona que cada día convoca a miles de puesteros y manteros que alimentan una economía ilegal que se provee de estos talleres clandestinos. El legislador porteño Gustavo Vera (Bien Común) denunció en 2013, ante la AFIP y en los tribunales de Comodoro Py, que existen 30 mil talleres clandestinos en Ciudad y en Provincia de Buenos Aires. En tanto Vasquez estima que la mitad de ellos tienen alguna vinculación con la comunidad boliviana: o son empleadores o trabajadores en condiciones de semi esclavitud.
Un estudio realizado por FECOBA, entidad adherida a CAME, arrojó que la avenida Avellaneda encabeza el ranking porteño en cuanto a cantidad de manteros, con 814 vendedores informales. Este número se duplica durante los fines de semana.
Clarin