Fallo judicial. Embargan a un club de polo para indemnizar a un trabajador que perdió el brazo en un accidente
En noviembre de 2017 Nelson Bravo, un joven trabajador que en aquel entonces tenía apenas 24 años, perdió completamente su brazo trabajando, sin contar con ningún tipo de protección, con una máquina para cargar avena en la estancia y club de polo “Puesto Viejo”, propiedad del empresario inglés Jeremy Baker y su pareja Liliana Forrester. En aquel entonces, ya que la empresa ni siquiera contaba con un servicio de salud propio, Bravo tuvo que ser atendido por sus compañeros, quienes le realizaron un “torniquete”, hasta que fue trasladado al hospital Marzetti de Cañuelas.
Ya en marzo de 2018 un fallo judicial condenó al empresario y las firmas de su propiedad al pago de una prótesis biónica, valuada en aquel entonces en alrededor de 3 millones de pesos. Otro fallo judicial también había dispuesto la suma de un importe mensual de por vida, reconociendo la incapacidad laboral del 75 %, producto del accidente y de la que debían hacerse cargo los empresarios (y no la ART ya que se encontraba en negro), así como de las prestaciones médicas correspondientes de por vida.
La empresa, según denunció oportunamente el abogado de la víctima, Nicolás Schick, se dedicó en estos años a realizar maniobras fraudulentas, creando otras sociedades (a nombre de los abogados de Baker), las cuales reciben actualmente todo el movimiento financiero, a fin de liquidar las dos empresas demandadas y evitar el pago de la indemnización ordenada en los fallos judiciales. Ahora, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo dispuso el embargo millonario de las sociedades que el empresario había creado con el fin de evitar el pago de las indemnizaciones correspondientes. El fallo llega luego de seis años del brutal accidente.
En el momento del accidente Nelson Bravo trabajaba como cuidador de más de cien caballos “pura sangre”, entre otras tareas, estaba empleado en la total informalidad, cumpliendo con sus tareas durante los 7 días de la semana. La empresa, que intentó por todos los medios evadir el pago de esta indemnización elemental, es un enorme complejo con cinco canchas de polo y hoteles que cobran nada menos que 500 dólares por noche. Sin embargo, durante todos estos años Bravo no recibió un solo peso de parte de estos empresarios, sino que tuvo que salir a trabajar como cartonero, viviendo en una pequeña casilla con piso de tierra, junto a su esposa y sus dos hijos. Ahora deberá recibir lo que le corresponde.