En plena Copa América, el smog ahoga a Santiago

Por la polución, decretaron la emergencia ambiental por primera vez en 16 años; el «factor asado», la sequía y la congestión vehicular, algunas de las razones

SANTIAGO, Chile. Respirar en la capital chilena por estos días es un peligro para la salud. Anteayer, el material particulado más fino del smog, ese que puede ir directo a los alveolos, se concentró de tal manera en el aire que llevó a las autoridades a decretar la primera emergencia ambiental en 16 años, esta vez con una norma más rígida y, por lo tanto, con bastante más mugre flotando en forma de nube tóxica sobre Santiago.

Se sumaron varios factores. Primero: no llovió en todo el otoño, haciendo de este período el más seco desde 1968. Segundo: las condiciones de ventilación de la cuenca han sido pésimas. Tercero: cada día que ha jugado Chile por la Copa América se acumuló tanto humo de asados en el ambiente y hubo tal congestión vehicular, que al día siguiente hubo que decretar preemergencia. En dos de esas jornadas aportaron lo suyo los neumáticos ardiendo de piqueteros coordinados por diversos gremios que están movilizados. Cuarto: el domingo no jugaba Chile, pero fue el Día del Padre y los asados se hicieron de todas maneras. Lo reconoció incluso el mismo intendente metropolitano, Claudio Orrego, cuando tuvo que decretar la emergencia que se vivió ayer y habló del «factor asado».

El lunes negro santiaguino incluyó que dejara de funcionar el 30% de las industrias contaminantes, que los vehículos con patentes terminadas en 1, 2, 3 y 4 tuvieran prohibición de circular, que se recomendara no hacer clases de educación física en los colegios y que estuviera prohibida la parrilla al carbón y la calefacción de leña.

Pese a todo, a las 17 aún había tres comunas en un sector de Santiago que mantenían índices de preemergencia, un nivel menor que la emergencia. En su primera evaluación, Orrego dijo que el flujo de automóviles disminuyó 15%. «La velocidad de los ómnibus del Transantiago aumentó 35%, hubo 35.000 usuarios más en el subte y lamentablemente hubo 250 infracciones a conductores que no respetaron las restricciones en la mañana. Toda persona que vive en Santiago tiene el deber de informarse todos los días sobre estas medidas. Mantendremos a la ciudadanía en estado de alerta», agregó.

Orrego estaba indignado, como otros miles de habitantes: en la mañana hubo piquetes de un grupo que salió a manifestarse en el centro a las 7.30 y también había quemas de basura al costado de dos autopistas.

Carmen Castillo, ministra de Salud, afirmó que «en los servicios de urgencias aumentaron levemente los cuadros respiratorios de los pacientes». Las autoridades regionales de Salud estimaron en 5% el aumento de las enfermedades respiratorias. Es preocupante si se anticipa que el pico de atenciones será en julio, con la llegada del virus sincicial.

En general, en los centros médicos se observó un aumento del 20% en las consultas desde que se decretó la primera preemergencia, la semana pasada. Se vio a muchas personas en consultorios, con mascarillas y preocupadas por la condición de sus hijos, los que más sufren con la contaminación.

Anoche, Orrego debía definir si hoy habría alerta, preemergencia o nuevamente emergencia. Si no cambiaban radicalmente las condiciones del aire se mantendrían las medidas para enfrentar otra jornada crítica, dijo a media tarde, justo cuando baja la temperatura y empeoran las condiciones.

La preocupación del gobierno ahora es qué sucederá mañana, ya que en la capital juegan Chile y Uruguay por los cuartos de final de la Copa América y se esperan asados y congestión de tránsito a la hora del partido (20.30). El jueves, en tanto, habrá una marcha estudiantil. Y, probablemente, barricadas.

¿Cuándo llueve? Se preguntan todos aquí. Antes de una semana, no caerá una sola gota, señala el pronóstico.


Por Federico Grünewald
La Nación

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