El día desde el cual estamos en deuda con la Tierra

Seamos conscientes o no, nuestros consumos de bienes y servicios producen un efecto sobre el planeta. Y existe un día del año en el que la demanda de la humanidad agota la capacidad que tiene la Tierra para renovar sus recursos. A partir de ahí, nuestra «cuenta» con la naturaleza queda en rojo, porque la huella ecológica generada no podrá ser compensada. El dato es que, para este año, ese día ya llegó: hacia mediados de este mes, agosto, comenzamos como humanidad a hacer un gasto en exceso de los recursos renovables. El resultado es el daño ambiental que tiene expresiones dramáticas, como las enfermedades propagadas por factores contaminantes, y los desastres climáticos alentados por el sobrecalentamiento global.

Con un cálculo basado en la huella ambiental de los consumos, la ONG mundial Global Footprint Network, asociada a la Organización Mundial de Conservación (WWF), estimó que para este año el llamado «día del exceso de la Tierra» fue el 13 de este mes. En esa fecha, muchas personas recibieron un mail en el que, con el trato de «estimado deudor» y con la firma de «el Planeta», se les advertía sobre la situación y se las invitaba a informarse sobre «las formas de compensación disponibles».

El mensaje, enviado en el país por la Fundación Vida Silvestre -que representa a Global Footprint Network- es parte de una campaña que se propone crear conciencia del vínculo entre el consumo y la degradación de los bienes naturales. Los países más «deudores», en cuanto a que la huella ecológica supera la capacidad de renovar los recursos, son Japón, Italia y Suiza.

Y por estas latitudes, ¿cómo andamos? «Si tomamos exclusivamente el consumo interno y lo comparamos con lo que el territorio ofrece en provisión de bienes y servicios ambientales [bosques, cuencas hídricas, ciclo de nutrientes, por ejemplo], el balance es positivo», responde Diego Moreno, director de Vida Silvestre.

Pero… son dos los peros. Uno es que si se suman las exportaciones, el saldo da negativo. El otro es que el comportamiento individual como consumidores es también deficitario. Según explica Moreno, si toda la población global viviera como un argentino medio, se necesitaría más de medio planeta adicional para compensar la huella en el planeta.

¿Qué hacer para tratar de compensar el déficit? Moreno describe algunos ítems por tener en cuenta.

El primero es pensar si es necesario cada consumo. Otro tip es optar por productos de origen local y de estación, lo cual trae asociado un ahorro de energía por menor uso de transporte. Y también recomienda: «Al comprar, comenzar a identificar y elegir productos con certificación de calidad ambiental, con envases de materiales degradables o reciclables, y que reduzcan el volumen de desechos, y en materia energética, hay productos etiquetados con identificación de su nivel de eficiencia».

Sin ánimo de validar excusas, es cierto también que aún no hay una buena oferta ni una comunicación extendida al consumidor para lograr una conducta responsable. Y aunque tuviera más protagonismo la información, el resultado no sería inmediato. «El cambio cultural va a requerir tiempo, educación y también propuestas concretas desde el sector privado [con oferta de productos] y políticas públicas que conduzcan a una nueva modalidad de producción y consumo», dice Moreno. Si los buenos resultados se logran, conducirán también a retrasar la marca de ese día en el que, como humanidad, nos convertimos en deudores.

Por Silvia Stang

La Nación

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