¿Contamina el biocombustible?

Durante los últimos años, los biocombustibles adquirieron importancia global debido a la creciente demanda de productos sustentables y amigables con el ambiente. Esta evolución, combinada con la necesidad de diversificar las fuentes energéticas, llevó a muchos países a fomentar su uso. En este contexto, es fundamental cuantificar cuál es el impacto real que tiene para el ambiente la generación de bioetanol para conocer tanto los beneficios como los posibles perjuicios que pueden ocasionar.

Para Jorge Hilbert, especialista en biocombustibles del Instituto de Ingeniería Rural del INTA, los productos “bio” son considerados como una alternativa preferible al uso de combustibles fósiles. Por esto, “es importante conocer el perfil ambiental que poseen y para eso es necesario analizar su ciclo de vida”.

El análisis de ciclo de vida (ACV) evalúa a un producto desde su nacimiento hasta su uso final. La metodología permite cuantificar los diferentes insumos e impactos que puedan generarse sobre el ambiente, como emisiones de gases efecto invernadero y uso de energía, agua y nutrientes, entre otros. Este fue uno de los temas que presentó el INTA en la segunda Conferencia Panamericana sobre Sustentabilidad en Biocombustibles y Bioenergía, que tuvo lugar en septiembre en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Con esta herramienta es posible evaluar diferentes tipos de impactos de la producción e industrialización de un determinado producto”, señaló Hilbert, quien ejemplificó: “Podemos conocer con precisión las emisiones por unidad de producto, cantidad de agua y energía utilizada”.

De acuerdo con Hilbert, este tipo de estudios se realizan para caracterizar y agregarle valor a los productos exportados. “El mercado europeo exige un determinado valor de reducción de emisiones de los diferentes biocombustibles y, mediante este estudio, se obtienen dichos números”, aseguró.

La función de la agricultura como fuente de recursos energéticos adquirió un desarrollo creciente que impacta cada vez más sobre los mercados mundiales. El estudio del ciclo de vida del bioetanol –generado a partir de maíz– representa un ejemplo interesante ya que se produce en grandes volúmenes y con distintos perfiles ambientales.

“Con este trabajo buscamos avanzar hacia la consolidación de inventarios en el sector agrícola y agroindustrial a escala nacional”, aseguró Hilbert.

El trabajo, realizado junto con Stella Carballo –del Instituto de Clima y Agua–, Jonathan Manosalva –del INTA Pergamino–, Leila Schein –del Conicet– y Sebastián Galbusera –consultor privado–, presenta la experiencia de consolidación de un inventario de ciclo de vida (ICV) de la producción de grano de maíz como insumo principal del proceso por el que se obtiene bioetanol, dióxido de carbono y aceite.

“Realizamos el perfil ambiental de la producción de una biorefinería de maíz ubicada en la provincia de Córdoba”, expresó Hilbert, y agregó: “Ahora avanzamos en el armado de una planilla para la recolección de datos parametrizados, con la intención de aumentar la escala y analizar el impacto de la variabilidad territorial”.

FUENTE: INTA Informa

 

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