Construyen en Mar Chiquita la primera escuela sustentable del país

Construcción en Mar Chiquita de la primera escuela autosustentable del país. (Lorena Presno)

El objeto a imitar es un árbol, explica un colaborador del arquitecto estadounidense Michael Reynolds, y señala la estructura que tiene enfrente y que en tan sólo 45 días de obra estará lista como la primera escuela del ejido urbano de Mar Chiquita. Además, será única por sus características -como lo es también la albufera que caracteriza este balneario que en 1997 fue declarada reserva mundial por la Unesco-: la escuela será la primera sustentable de la Argentina. Esto -continúa el colaborador con la analogía entre árbol y edificio- es porque “todo el tiempo toma energía del sol, tiene sus raíces en la tierra, sus propios desperdicios van a la tierra, y da frutos, comida”.

El tiempo de construcción es récord. La obra comenzó el 1° de marzo y los vecinos y curiosos que llegan de otros lugares para saber de qué se trata, se asombran. Comenzaron a enterrarse los cimientos de cubiertas de caucho rellenas con granza hace poco más de un mes y en menos de quince días el esqueleto de aulas y baños estaba erguido, el terraplén de tierra donde se apoya consolidado y en el día 23 la obra ya tenía techo y vidrios colocados, en el día 25 se terminó de consolidar el piso. Las paredes a los lados de la galería tienen insertadas botellas de vidrio verde, blanco, marrón y unas 8 mil latitas de aluminio están escondidas bajo el revoque, usadas como ladrillos, en los muros externos del hormigón, en hileras. El 15 de abril la obra estará lista.

Reynolds, ícono de la construcción ecológica, se popularizó luego del documental “Garbage Warrior” (El Guerrero de la basura) del director Oliver Hodge, estrenado en 2007, que narra su historia a partir de 1978 cuando se instaló al desierto de Taos, en Nuevo México, para emprender un proyecto experimental, construir viviendas que no impactaran negativamente en el planeta, integradas a su entorno, “earthships” o naves de la tierra, que se autoabastecen de alimentos, recuperan agua de lluvia y residuales y producen su propia energía.

Para eso, utiliza un 60% de materiales reciclados. Cubiertas gastadas (dos mil en este caso) y miles de botellas de vidrio y latitas de aluminio que juntó la organización a través de redes sociales y que los vecinos del balneario fueron acercando. El resto de los materiales se compone principalmente de madera y cemento. Se trata de resolver los problemas básicos que cualquier ciudad debe procurar a sus habitantes. El probado método de construcción lo logra: da refugio; recoge en su techo agua de lluvia para almacenarla en tanques, la filtra y es la que usan los alumnos, sirve luego para dar riego al invernadero (será plantado con especies tropicales, papaya, banano, entre otras), y al huerto que está al frente del edificio; genera su propia energía eléctrica a través de paneles solares y por su orientación aprovecha al máximo los rayos del sol todo el año para mantener una temperatura estable entre los 18° y los 25°. No requiere calefacción, tampoco refrigeración.

La de Mar Chiquita, donde funcionará una escuela pública multigrado (asisten chicos de distintas edades), la municipal N° 12, será la primera sustentable del país pero no de Sudamérica. Reynolds puso pie en el continente primero con una escuela en el balneario Jaureguiberry, Canelones, en Uruguay, y tampoco será la última: el próximo proyecto lo desarrollará en Bolivia, en una localidad cercana a Santa Cruz de la Sierra. La elección del balneario bonaerense, ubicado a 35 kilómetros al norte de Mar del Plata, llegó a partir de la labor de la ONG local Amartya, que trabaja en el proyecto “Planmar”, diseñado entre docentes, alumnos y el gobierno para implementar un plan de educación ambiental que alcance en 2020 al total de la comunidad educativa del distrito.

“Buscábamos un municipio que se adaptara a nuestras necesidades, y eso comprendía un acompañamiento real de la comunidad”, explicó Martín Espósito, director de Tagma, la organización uruguaya que promovió el arribo de Earthship Biotectura, la empresa de Reynolds, y la construcción en 2016 de la escuela en Canelones.

Aquí, el proyecto es apoyado por la empresa Ala, una de las marcas de Unilever que es la mayor colaboradora del emprendimiento, Disney y DirectTV. “Además de generar un impacto social positivo, el proyecto promueve que los chicos se responsabilicen por el cuidado del medioambiente, un aprendizaje fundamental”, consideró Nicolás Zumino, de Ala Argentina.

A mediados de abril los 60 alumnos de la escuela N°12 de Mar Chiquita se trasladarán al edificio autosustentable. “Lo que constituye una herramienta pedagógica muy poderosa”, indican los colaboradores de Reynolds, que supervisa las tareas en un obrador bullicioso. Lo habitan un dinámico plantel de unas 150 personas entre voluntarios -unos 20-, estudiantes de distintas nacionalidades que aprenden el método y el grupo de la organización.

“Esta escuela va a poder enseñarle a los chicos cómo hacerlo, ellos a su vez se lo trasmitirán a sus padres. No hay que hacer un cambio masivo, sólo hay que cambiar la forma en que vivimos. Y eso se hace obteniendo agua del cielo, confort del sol, empoderando a las personas que hagan cosas por ellos mismos porque es un camino que muestra a la gente cuál podría ser el próximo paso y eso es mejor que hablar del tema una y otra vez -explicó el arquitecto- y no hacer nada: Mar Chiquita ya hizo algo”. Nada menos que una escuela pública.

Todo el proceso de construcción de la primera escuela sustentable de la Argentina quedará registrado en un documental a cargo de Construir TV, que el 1° de marzo comenzó a documentar las diferentes etapas.

Fuente: Clarin

Artículos relacionados

Botón volver arriba