Cómo afecta la brea a la salud
Puede provocar irritaciones, tos y hasta efectos crónicos en caso de una exposición prolongada, pero no se absorbe en el cuerpo; riesgos y recomendaciones
El insólito episodio en Avenida General Paz, donde 51 personas fueron «bañadas» de brea por un camión que trabajaba en la pavimentación del lugar, causó al menos diez heridos. Si bien el titular del SAME, Alberto Crescenti, aseguró que «sólo afecta a los ojos y no se absorbe en el cuerpo», puede tener efectos negativos para la salud.
La brea es el residuo final de la destilación del alquitrán, es sólida a temperatura ambiente y está compuesta por una mezcla compleja de hidrocarburos. Es utilizada para la fabricación de materiales de carbón y se utiliza para la industria del aluminio y del grafito.
De las 60 personas afectadas por el derrame del camión, diez fueron levemente heridas porque la sustancia no se encontraba en base acuosa ni estaba caliente, informó Crescenti en declaraciones radiales.
«La gente que tuvo más salpicaduras fue la que trasladamos. No se absorbe pero puede tener algún efecto ocular», detalló.
Riesgos para la salud
Inhalación: puede provocar tos. Ante la inhalación, mantenerse en reposo, estar al aire libre, y requerir oxígeno y respiración artificial si es preciso.
Contacto con la piel: puede provocar manchas rojas e irritaciones en la piel. Ante el contacto, lavarse con abundante agua y jabón, quitarse la ropa contaminada y lavarla antes de volver a usarla.
Contacto con los ojos: puede causar irritaciones. Ante el contacto, enjuagar inmediatamente con abundante agua, también debajo de los párpados, al menos durante 15 minutos.
Ingestión: una exposición prolongada puede producir efectos crónicos. Los médicos no recomiendan provocar el vómito.
¿Qué pasó?
Un camión que participaba de los trabajos de mantenimiento y ensanchamiento en la avenida General Paz derramó brea en unos 30 autos y afectó a unas 51 personas, diez de las cuales fueron trasladadas a distintos centros asistenciales como medida de prevención.
Fuente: La Nación