Acceso al agua potable:un derecho humano esencial

Un problema preocupante para la salud humana y cada vez más extendido es el grave daño que se verifica en la potabilidad del agua que se consume, en vastas zonas de nuestro país. Entre otros agentes tóxicos, el arsénico ha sido, lamentablemente, uno de los protagonistas principales de esa contaminación. Un caso notorio de los profundos daños que produce se ha registrado en la ciudad de 9 de Julio, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Los hechos comenzaron en 2006 y, recientemente, en diciembre del año último, se dio a conocer un fallo de la Corte Suprema que epiloga la cuestión planteada y declara el acceso al agua potable como «un derecho humano básico para la vida e indispensable para ejercer cualquier otro derecho».

Para llegar a este fallo, que sienta jurisprudencia, han luchado los ciudadanos de 9 de Julio de un modo destacado y, aunque todavía no está en funcionamiento la planta potabilizadora que eliminará el peligro de la intoxicación por arsénico, su construcción ya está en marcha, promovida por la organización vecinal Todos por el Agua, entidad que nació en 2010 con el objetivo de demostrar la presencia de arsénico en el agua que se tomaba en esa ciudad bonaerense y, a fin de probarla, se decidió enviar muestras de orina de habitantes del lugar para su análisis en la Universidad Nacional de Rosario. De esa forma, se demostró que en un 70% de los casos se detectaban altos niveles del citado metal.

Desde la Edad Media, el arsénico fue conocido como un agente homicida, que se usaba como veneno. Contemporáneamente, entre otros fines, es empleado como herbicida, funguicida, en fármacos antiparasitarios y como arma química. El ser humano puede absorberlo por vía digestiva, cutánea y pulmonar. La intoxicación se manifiesta con náuseas, dolor abdominal y alteraciones de la circulación sanguínea. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer ha considerado el arsénico como carcinógeno.

La empresa estatal Aguas Bonaerenses sólo a partir de 2011 empezó a informar sobre ese riesgo al público, ante los requerimientos vecinales, si bien hizo saber «que no podía solucionar el problema porque el 80% de la provincia estaba igual». Esta afirmación revela un panorama aún más crítico, cuyas dimensiones sobrepasan ampliamente a 9 de Julio. Según estudios realizados, en la era de formación de la cordillera de los Andes, las cenizas volcánicas con elevado contenido de arsénico, llevadas por el viento, se depositaron en distintas capas geológicas de nuestro territorio. Así se contaminaron originalmente napas y pozos de agua. En la actualidad, también han contribuido a ese deterioro distintos tipos de desechos.

Es necesario abordar esta problemática con políticas de Estado que encaren la cuestión con los recursos necesarios y sin más demora. La salud de la población lo exige. La Corte Suprema lo ha enunciado como derecho esencial..


Fuente: La Nación

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