De Los Humedales A La Energía: Expertos Marcan Las 10 Fallas De Argentina En El Manejo Ambiental
40 ambientalistas firmaron un documento en el que proponen políticas para abordar la crisis climática y apuntar al crecimiento.
Referentes ambientalistas publicaron un informe en el que advierten por la desatención de la dirigencia nacional a los problemas climáticosy los desafíos en esta área, a la que definen como clave para el desarrollo.
Pandemia, recesión, necesidades sociales y educativas, cambios en el mundo de trabajo y renacimiento de conflictos bélicos en Europa. Este es el contexto en el que escribieron el informe “La agenda pendiente ante la crisis ambiental: 10 cuestiones esenciales”.
“Sin sostenibilidad ambiental no hay salida: sólo habrá crisis recurrentes cada vez más graves”, destacan sus cuarenta firmantes.
Entre ellos, se encuentran el naturalista y museólogo Claudio Bertonatti; la excoordinadora de políticas y campañas de Greenpeace, Consuelo Bilbao; el ensayista Federico Caeiro; el abogado Daniel Sabsay; el director ejecutivo de Banco de Bosques, Emiliano Ezcurra; y el director ejecutivo de la organización Aves Argentinas, Hernán Casañas.
Una de sus principales hipótesis es que el desapego manifiesto hacia la naturaleza y los intereses de las comunidades tendrá “consecuencias a corto y mediano plazo”. Estas complicarían la resolución de otras encrucijadas que atraviesa la Argentina.
Otro punto central del estudio es que tanto la producción, como el cuidado territorial y el progreso deben adaptarse a los parámetros de este siglo: es decir, a las transformaciones tecnológicas y la sustentabilidad. La propuesta puede resumirse en una serie de puntos clave.
1. Barreras al “empleo verde”
Si durante décadas, desde ciertos sectores del poder se entendieron a las regulaciones ecológicas como “barreras” del crecimiento, el documento propone que se las interprete como sus pilares.
La falta de controles sería, en este sentido, una muestra del “envejecimiento político e institucional”, que impide impulsar los empleos “verdes” que se están creando en el resto del mundo. “La transición laboral también es ambiental”, arguyen.
Métodos ágiles, transparentes y antiburocráticos resultarían fundamentales para garantizar los cambios, pero también las inversiones, de las cuales se puede beneficiar el país.
2. Transición energética
“La economía global, hoy fuertemente basada en los combustibles fósiles, ya inició un proceso de descarbonización, que se acelerará en los próximos años”, expresan los autores. Además, asocian una menor dependencia a este tipo de combustibles con una mayor soberanía energética.
Proponen metas y plazos concretos para disminuir las emisiones contaminantes. Entre las medidas que sugieren es el cierre de la mina de Río Turbio. Su idea es pasar a un plan transicional que estimule la electromovilidad y el transporte en base a combustibles limpios.
A la vez, piensan que este formato podría coadyuvar a una modernización de la industria automotriz, que internacionalmente ha aumentado la comercialización de vehículos eléctricos.
3. Recursos naturales limitados
El informe liga la deficiencia energética a los subsidios energéticos, “que hacen creer a los consumidores que los recursos para producir energía son abundantes y baratos”, al tiempo que “desincentivan todas las prácticas y tecnologías para hacer un uso más eficiente y racional de la energía”.
El manejo responsable del suelo y la conservación de su fertilidad constituyen dos ítems igual de urgentes.
Pese a reconocer los avances, para los redactores de “La agenda pendiente” faltaría mucho en relación a prácticas de rotación y conservación del terreno, así como en lo referente al monitoreo de agroquímicos.
Por otro lado, la previsibilidad y los marcos regulatorios estables son subrayados como dos problemáticas urgentes para los productores, que ven perjudicadas su competitividad y rentabilidad.
La eficiente distribución del agua conforma otra materia pendiente. “En el AMBA potabilizamos miles de millones de litros, dejando que se pierda el 40% en caños rotos antes de llegar a nuestros hogares por falta de mantenimiento”, ejemplifican.
4. Producción sustentable de alimentos
El mensaje es claro: “Es preocupante la aparición de algunos referentes del sector ganadero y su negacionismo respecto de las emisiones de metano”.
¿Por qué no aprovechar la creciente demanda mundial de alimentos orgánicos y saludables para complementar la producción agroindustrial con otra basada en prácticas de bajo impacto?, se preguntan los ambientalistas.
Esto no implicaría perjudicar al tradicional rubro ganadero, sino acompañarlo en nuevos hábitos fundados en el buen trato animal y procesos regenerativos, para recuperar biodiversidad y reposicionar el prestigio de la carne argentina en el exterior.
La pesca en su modalidad actual también está puesta bajo la lupa. Aunque nuestro país está entre los 25 mayores productores mundiales, el mar argentino continúa siendo manejado por pocos y la ciencia no juega el rol que debería.
La alerta frente a la pesca ilegal y el avance indiscriminado sobre la fauna también están presentes.
5. Pérdida de bosques y humedales
Detener los desmontes y racionalizar la tala se volvió un menester, como demostraron los incendios que perjudicaron al país durante los últimos años.
Hoy la mitad de la deforestación es ilegal. La publicación pide fondos para apoyar la ley de bosques y medidas concretas para conservar los ecosistemas naturales.
6. Fortalecer los parques nacionales
A nivel global, los científicos recomiendan la supervisión estricta de un 30% de las superficies terrestre y marina -como mínimo- para abordar la crisis de la biodiversidad.
“La Argentina siempre ha exhibido con orgullo un buen sistema de áreas federales protegidas y en las últimas décadas se han creado nuevas. Es un impulso que debe continuar“, marca el documento.
Para ello, pone énfasis en fortalecer el Sistema Federal de Áreas Protegidas.
7. Punto de equilibrio en la minería
Los expertos denuncian que los “arreglos bajo la mesa entre empresas y gobiernos” muchas veces derivan en catástrofes, tales como los derrames de contaminantes, la destrucción de glaciares y de otros ecosistemas frágiles.
Esta falta de transparencia habría generado lo que llaman una “reacción anti-minera”, que ha escalado hasta prohibirse variantes de esta práctica en algunas provincias.
En cambio, su propuesta es rehuir de posiciones extremas: “La conservación y la producción minera deben encontrar un punto de equilibrio“.
8. Plan para enfrentar los riesgos
La vulnerabilidad creciente ante inundaciones, producto de sudestadas y lluvias intensas, es una realidad. Lo es, asimismo, la carencia de recursos económicos y logísticos del Plan Nacional de Manejo del Fuego.
El informe se focaliza en la necesidad de más estrategias y coordinación: “El Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo es el organismo que debe encargarse de esta tarea”.
9. Adaptar la política a la crisis climática
El Gabinete Interministerial de Cambio Climático es identificado como un organismo debilitado. ¿Parte de la solución? Pasar de lo “meramente declarativo” a consolidarlo como el eje rector que defina las condiciones para el desarrollo de la economía en su conjunto.
10. Estar a la altura del desafío del nuevo contexto
“Se crearán miles de empleos asociados a esta nueva economía, pero también habrá sectores donde se perderán empleos y eso es un desafío inmenso para nuestro sistema educativo, el mundo laboral y las economías regionales. La dirigencia política debe involucrarse más en este proceso para planificar y generar una transición justa y socialmente equilibrada“, concluyen los 40 ambientalistas, en este texto que suma a un debate apremiante.
AS
Clarín