Inundaciones: analizan cómo acelerar las obras necesarias

La Nación. Mientras miles de vecinos todavía intentan recuperar parte de las pérdidas que sufrieron en las últimas inundaciones porteñas, la Ciudad analiza y busca avanzar en planes para mitigar el efecto de las lluvias. Así, agiliza tareas en el arroyo Vega, una de las grandes obras del Plan Director Hidráulico. Mientras tanto, estudia medidas «no estructurales», como la puesta en funcionamiento de una red hidrometeorológica que permita precisar mejor las variaciones climáticas, la necesidad de contar con un mapa de riesgo hídrico y planes de gestión y contingencia para actuar ante las emergencias.

Estas alternativas se pusieron sobre la mesa en una reunión entre el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri; varios de sus funcionarios, y especialistas del Centro Argentino de Ingenieros (CAI), donde se analizó la situación hidráulica de la ciudad. Se sabe: para que la Capital no sufra más anegamientos graves por las lluvias debería concretar, al menos, diez obras que demandan una inversión de unos 500 millones de dólares.

Por lo pronto, las autoridades porteñas han dado el primer paso para mejorar el arroyo Vega, que corre sobre el eje de la calle Blanco Encalada. Esperan para la semana próxima el arribo de emisarios del Banco Mundial, que deben dar el visto bueno para la licitación de la construcción de un túnel de 8400 metros de longitud que funcionará como canal aliviador, con un costo estimado de 130 millones de dólares.

Los especialistas coincidieron en que la cuenca del Vega podría construirse con un tramo convencional de obra de 2400 metros, entre Helguera y Victorica, y otro tramo, a realizarse con una tuneladora -como el Medrano-, de 6000 metros, entre Victorica y su desembocadura.

Según contó a LA NACION el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chain, ya está en marcha la primera etapa de esta obra, que contempla la derivación del ramal Monroe, desde Húsares hasta el ensanche del emisario principal, debajo de las vías del Ferrocarril Belgrano (ver infografía).

«En la próxima primavera estará aumentada en un 40% la capacidad de escurrimiento del arroyo Vega, con lo cual los vecinos podrán advertir bastantes cambios», aseguró Chain. En la actualidad, frente a las lluvias, la capacidad del aliviador de Monroe es de 52 metros cúbicos por segundo, mientras que con esta obra pasará a ser de 72 metros cúbicos por segundo. De todos modos, la segunda etapa de la obra, todavía sin licitar, aún no tiene plazos ciertos.

El arroyo Medrano

Otras mejoras que están en estudio son las de la cuenca del arroyo Medrano. En la reunión entre funcionarios e ingenieros se destacó como principal característica que sólo la tercera parte de este curso de agua se encuentra en la ciudad.

En ese sentido, se planteó una obra de alivio del emisario principal, la necesidad de adecuar el cuenco regulador de Villa Martelli (partido de Vicente López), conectar los pluviales secundarios y reforzarlos, así como instalar nuevos sumideros.

Para realizar esta obra se prevén 27 meses de trabajo. De todas maneras, esta iniciativa todavía está en la etapa de «borrador», ya que debe hacerse en coordinación con la Nación y los municipios linderos. Un engranaje no del todo aceitado.

«Esta obra es imposible hacerla sin el compromiso y la participación del gobierno de la provincia de Buenos Aires y el de la Nación. El 70 por ciento del Medrano está fuera de nuestra jurisdicción [en la ciudad está, precisamente, el tramo final hasta la desembocadura], y hasta tanto no hagamos un trabajo coordinado no se puede avanzar en la obra grande. Por ahora estamos planificando mejoras que no van a resolver el problema, pero que ayudarán, como la construcción de reservorios», dijo Chain.

La realización de un puñado de obras «no estructurales», algo que la Ciudad puede poner en marcha con mayor celeridad, fue otro de los temas que sirvieron de disparador de ideas para los funcionarios porteños que ayer, en Bolívar 1, estaban muy preocupados por el anuncio de lluvias para este fin de semana en la Capital.

Se habló de sumar tecnología que permita determinar con mayor precisión y premura el avance de tormentas, mientras que también se especuló con la posibilidad de contar con un mapa de riesgo hídrico para poder actuar con mayor antelación a la ocurrencia de los hechos, algo que, usualmente, hoy no ocurre.

Además, se debatió sobre la posibilidad de que los edificios cuenten con un sistema tecnológico que impida escurrir inmediatamente el agua que recibe de las lluvias. Estos sistemas almacenan y luego descargan en las redes pluviales, una vez que el temporal ha terminado. Pero hoy parece poco probable que esta iniciativa pueda aplicarse, al menos en el corto plazo.

Las prioridades frente a las lluvias

La Ciudad analiza alternativas para evitar inundaciones

  • Daniel Chain / ministro de Desarrollo Urbano
    «En la próxima primavera, el escurrimiento del arroyo Vega aumentará un 40%»
  • Obras en el arroyo Vega
    Por ahora está en marcha la primera etapa, que contempla la derivación del ramal Monroe, desde Húsares hasta el ensanche del emisario principal, debajo de las vías del ferrocarril Belgrano
  • Otras iniciativas
    Se estudian medidas «no estructurales», como la puesta en funcionamiento de una red hidrometeorológica que permita precisar mejor las variaciones climáticas, o contar con un mapa de riesgo hídrico y planes de contingencia

 

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