Más de 1,7 millones de niños mueren en el mundo por contaminación medioambiental

Ante la preocupación en la cantidad de muertes por causas medioambientales la ONU presentó dos contundentes estudios «Heredando un mundo sostenible: Atlas sobre la salud de los niños y el medio ambiente» y «No contamines mi futuro», que intenta concientizar sobre la problemática en materia de salud de los más chicos y su entorno medioambiental.

«Un entorno contaminado es un entorno mortífero para los niños», aseguró la directora general de la OMS, Margaret Chan.
Algunas de las principales enfermedades estudiadas son las infecciones respiratorias, enfermedades diarreicas, afecciones varias neonatales como también enfermedades transmitidas por parásitos y vectores.

Los informes corroboran que al menos 570.000 niños mueren anualmente por enfermedades respiratorias, la gran mayoría por casos de neumonía, provocada y agravada por la contaminación del aire, tanto fuera como dentro del domicilio de los habitantes.

«El uso de combustibles como el carbón o estiércol principalmente para tareas domésticas es aún una práctica común entre la mitad de la población mundial», subrayó Maria Neira.

Asimismo, la polución del aire, entre ellas la exposición al humo como fumador pasivo aumentan el riesgo de padecer patologías cardíacas, derrames cerebrales, cáncer o enfermedades respiratorias crónicas, como el asma. La investigación determinó que un 44 % de los casos de asma en niños mayores de cinco años es una consecuencia directa de la contaminación atmosférica.

Las enfermedades diarreicas del tracto digestivo se cobran la vida de 360.000 niños cada año, como resultado de un acceso limitado a agua potable y saneamiento e higiene inadecuados.
Por otro lado, 270.000 menores de cinco años no superan el primer mes de vida por afecciones neonatales que se podrían prevenir con una mejora de los servicios sanitarios.

La organización recordó que las exposiciones a agentes medioambientales comienzan en la vida intrauterina y pueden tener efectos de por vida. Por otro lado se destacó la peligrosidad para los cerebros en desarrollo de los bebés los metales pesados como el mercurio o el plomo.

Otro factor de riesgo es, según la OMS, la proximidad de desechos peligrosos, un problema especialmente grave en África subsahariana y que expone a los niños a toxinas que pueden disminuir sus funciones cerebrales, causar déficit de atención, daños pulmonares o cáncer.

Esta es una tendencia preocupante para la OMS, que prevé que la producción de residuos electrónicos aumente considerablemente y llegue a la cifra de 50 toneladas métricas en 2018, lo que lo convierte en una gran preocupación mundial en materia de cocientización medioambiental.

Con información de EFE
Infobae

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