Las potencias ya piden ir más allá en el compromiso por el calentamiento

El acuerdo que prevé limitar el aumento de la temperatura fue firmado por 171 países, en medio del consenso de que será necesario un mayor esfuerzo para evitar catástrofes


Foto: LA NACION

NUEVA YORK.- Aún no había una sola firma en el histórico acuerdo climático de París y ya varios líderes habían reconocido que era insuficiente, que no existían garantías sobre su cumplimiento y que sería necesario un esfuerzo mucho mayor para salvar el planeta de una catástrofe.

La rúbrica de la mayor alianza que el mundo pudo construir para enfrentar la mayor amenaza común que enfrenta la humanidad quedó, así, unida a un dramático llamado para ir más allá e «intensificar los esfuerzos para descarbonizar las economías», en las palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Ayer, 171 países firmaron el acuerdo climático de París en la sede de la ONU. Nunca antes tantos gobiernos se reunieron en un solo día para firmar un pacto global. Ese fuerte mensaje político, sin embargo, quedó teñido por la cruda realidad que ofrecieron los discursos.

«Afuera también hay récords. Hay temperaturas globales récord. Hay una pérdida de hielo récord. Estamos en una carrera contra el tiempo», dijo Ban, al abrir la ceremonia. Luego, uno a uno, líderes del mundo sumaron sus voces a la urgencia.

El presidente francés, François Hollande, anfitrión de la cumbre de París, dijo que serán necesarios 100.000 millones de dólares hasta 2020, y que todos los países, sobre todo los desarrollados, tenían que elevar sus contribuciones. «Todo el mundo debe unirse», pidió.

Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, recordó que el acuerdo era el «más ambicioso pacto climático jamás negociado». Luego reconoció con cruda honestidad una de sus principales debilidades: es sólo un primer paso, y su poder radica en la señal que envía a los mercados y la «oportunidad» que abre para construir el futuro. Kerry firmó con su nieta de dos años, Isabelle, en sus brazos.

«El poder de este acuerdo no es que en sí mismo garantice que vamos a mantener el aumento de la temperatura dentro de la meta de 1°5 C, 2° C. De hecho, no lo hace, y lo sabemos. Lo reconocemos. El poder de este acuerdo es la oportunidad que se crea, el poder es el mensaje que envía al mercado», dijo Kerry.

El acuerdo de París fue adoptado por los 196 países que componen la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático el 12 de diciembre de 2015. En el acuerdo, los países acordaron trabajar para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 2° C, e intentar llevar esa meta a 1°5 C. El propio Ban había dicho que la ventana para cumplir esa meta «se cierra rápidamente».

El acuerdo entrará en vigor cuando 55 países, que sumen por lo menos el 55% de las emisiones, lo hayan ratificado. Estados Unidos y China, que representan más de un tercio de las emisiones del mundo, se comprometieron a hacerlo este año.

La firma del acuerdo no fue la única noticia que dejó la cumbre. Visiblemente cansada, Dilma Rousseff apareció en Nueva York con el doble objetivo de firmar el acuerdo por Brasil y recabar apoyo internacional en contra del impeachment que aprobó la Cámara de Diputados. Dilma se llevó una foto con Ban y dijo también que la firma era sólo «un primer paso».

Lejos de las restricciones que impone la política, una de las voces más contundentes en defensa de una mayor ofensiva ambiental fue la del actor Leonardo DiCaprio, que habló luego de Kerry.

DiCaprio les dijo a los líderes reunidos en el imponente salón que podían congratularse por haber logrado un acuerdo, «un milagro». Fue un reconocimiento a una realidad: el proceso estuvo a punto de fracasar más de una vez. Pero dijo que el logro no será nada si el mundo no se mueve «más allá de las promesas del acuerdo».

«Sí, hemos logrado el acuerdo de París. Pero desafortunadamente la evidencia nos muestra que no será suficiente», afirmó. Luego se hizo eco de uno de los principales reclamos de la comunidad científica y la sociedad civil: «Nuestro planeta no puede ser salvado a menos que dejemos los combustibles fósiles en el suelo, donde pertenecen».

Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos, y uno de los activistas más reconocidos a favor del medioambiente, habló durante el almuerzo que ofreció Ban Ki-Moon. Si bien mantuvo el tono de otros discursos, hacia el final dejó una nota positiva: «Soy optimista, y siento una sensación de alegría este día».

Rafael Mathus Ruiz

La Nación

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