Estudian las utilidades del orujo, alpechín y alperujo de los olivos

La extracción de aceite de oliva puede hacerse mediante el sistema tradicional de prensado o bien mediante métodos continuos por centrifugación. Con los métodos tradicionales y de tres fases se obtiene, además del aceite, un residuo líquido denominado alpechín y un residuo sólido denominado orujo, mientras que mediante los métodos de dos fases se obtiene únicamente un residuo semisólido, denominado alperujo. Se estima que por cada 1.000 kg de aceitunas que ingresan a la planta extractora se generan 850 kg de alperujo, si éstas son procesadas mediante tecnologías de dos fases, o 550 kg de orujo y 1 m3 de alpechín, si son procesadas por prensado o centrifugación por tres fases.

El investigador del INTA Pablo Monetta, dijo a Suplemento Verde que todos estos residuos están constituidos por restos de carozo, pulpa y agua de vegetación de aceitunas con un variable contenido de agua adicionada. Dado que son generados exclusivamente por procesos mecánicos pueden ser considerados como productos naturales derivados de la aceituna. Respecto a su composición química más de un 90% de su peso seco es materia orgánica formada por celulosa, hemicelulosa, lignina, ácidos grasos y un significativo contenido de compuestos fenólicos. Existen diversos factores que inciden en la dificultad para manejar o dar disposición final a estos residuos:

Estacionalidad: La generación de grandes volúmenes de residuos en un período corto de tiempo, que coincide con la molienda y elaboración de aceite, dificulta la disponibilidad de recursos (personal, maquinaria, infraestructura) para su gestión.
Costos de transporte: Los costos para transportar los residuos hasta las plantas receptoras son cada vez más altos.
Contaminación de aguas: Debido a su alta carga orgánica y al remanente de aceite que puedan contener, su vertido en cursos de agua está prohibido y su acumulación en superficies no impermeabilizadas puede ocasionar la contaminación de napas poco profundas.
Inestabilidad: Su almacenamiento puede dar lugar a emanación de olores y, a su vez, favorecer la propagación de insectos.
Efectos fitotóxicos: Dosis elevadas aplicadas a cultivos anuales provocan efectos negativos sobre germinación de semillas y crecimiento de plantas jóvenes. Estos efectos están asociados principalmente al contenido de compuestos fenólicos y a la elevada conductividad eléctrica de los residuos.

Según Monetta en la provincia de San Juan se muelen entre 60.000 y 100.000 t de aceitunas en, aproximadamente, 40 empresas dedicadas a la extracción de aceite de oliva. Para dar disposición final o reutilizar este residuo, los industriales sanjuaninos cuentan con dos alternativas principales: traslado hasta una empresa privada, donde es deshuesado, deshidratado y sometido a una extracción del aceite residual, o traslado hasta el Parque de Tecnologías Ambientales dependiente de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia de San Juan, donde es utilizado en el proceso de compostaje. Por diversos factores, como limitaciones técnicas y operativas de estas plantas y, sobre todo, altos costos de traslado, sólo un porcentaje menor de los residuos generados son tratados por estas vías. Existen también experiencias individuales en las que estos residuos son utilizados para alimentación animal, secados en playones para ser utilizados como combustible de hornos y calderas, sometidos a procesos de extracción de productos con alto valor agregado o destinados a generación de energía eléctrica; sin embargo, en la mayoría de los casos, son aplicados directamente al suelo como enmienda orgánica de cultivos de olivos, a pesar de no existir reglamentaciones específicas al respecto.
Diario de Cuyo

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